Nina se acercó a la recamara y se paró frente a la entrada. —Alexander y yo no podemos quedarnos más tiempo del programado, tenemos otros compromisos. —¡ No puedes desairarnos de ese modo! Es el gran momento de tu hermana, tienes que estar presente. —Lo siento pero ustedes cambiaron los planes sin avisarnos. —¿ Eso quiere decir que no te quedarás? —preguntó ofendida. —Tu madre tiene razón, —interrumpió Alexander acercándose a ella para abrazarla—. Yo no tengo inconveniente en que nos quedemos, un día no hará la diferencia. Nina sonrió y volteó a ver a su madre resignada. —¡ Perfecto! entonces los esperamos esta noche a las nueve en el Wilhelminenberg. A propósito, no necesito recordarte hija el código de vestimenta para el evento de mañana. —Desde luego que no. —Vendrán amigos de Douglas y otros funcionarios importantes —dijo dirigiéndose a él mientras caminaba hacia la salida—. ¿Ya hablaste con Hayden? —Ya. —Jeremy era e...
Autora de libros de romance