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Mostrando entradas de febrero, 2018

Entre amigos.

-¿Qué pasará cuando se enteré de tus intenciones? -No tiene porqué saberlo, yo no planeo decirle nada a menos que tú... -Sabes bien que no diré nada, es que no me parece justo que la trates de ese modo. -Así que la pequeña Emma de pronto se opone a mis decisiones. Escucha, ella sabe perfectamente que no soy un hombre de compromisos, no le veo el problema al que haya aceptado venir a vivir conmigo, viviremos el momento, tal vez 6 meses, 1 año, 5, los que sea y después. -Y después terminarás con ella y buscarás a otra, me dirás que estas perdidamente enamorado, que esta si es la indicada y volverás a empezarlo todo. -Me conoces muy bien -sonrió. -Nunca cambiarás Ed -susurró regañándolo. -¿Qué hay de ti? Estas comprometida con Dominic y te acuestas con Ethan, no tienes la conciencia limpia como para juzgarme. -No es mi decision seguir con él y lo sabes. Dominic es un hombre dificil y mi padre no facilita las cosas. -Creí que Nicole lo había hablandado. -Estan peleados

El viaje

-Nos irémos el próximo mes, 3 días, ya tengo todo arreglado. -No se si pueda ir, tengo muchos... -Pendientes lo sé, pero estoy segura de que Kyle te ayudará con los niños, te lo debe. -No lo se, dejárselos es como meterlos a una jaula llena de lobos. -¡Vamos! no es tan mal padre. -La última vez que se los dejé estuvieron con la misma ropa 3 días. -Bueno tal vez solo le da importancia a cosas relevantes, yo he usado la misma ropa en un fin de semana. -Lo defiendes demasiado. -Es porque quiero que vayas con nosotras, vamos, mereces un respiro, además es sólo un fin de semana, uno muy especial, mi último fin de semana antes de casarme. -Supongo que tienes razón. Necesito un respiro -dijo agobiada. Helena se casaría el próximo mes con su novio de toda la vida. Karenina llevaba 12 años casada y comenzaba a desencantarse de la vida en pareja. Nay por su parte llevaba casada 3 años, no tenía hijos y continuaba con las actividades que realizaba antes de casarse. -¡Perfect

primer amor

-Me trajiste a ver una película que no es de tu interés... ¿por qué? -Te traje porque quería admirarte con total plenitud sin que me pusieras caras o te pusieras nerviosa. Eres realmente hermosa, cuando estoy contigo es como si el tiempo se detuviera, nada importa. -No lo digas por favor.- suplicó triste - Me haces sentir inalcanzable. -A veces así lo creo Irina. Al salir del cine caminaron de regreso al estacionamiento. Bajo el ocaso, Joshep abrió la puerta del auto, mientras Irina se apresuraba a subir, Joshep lo rodeo por atrás y entró quedándose pensativo un momento. De inmediato sacó una cajita que se encontraba escondida bajo el asiento. -¿Recuerdas que la vez que te di las ores pensé que hubiera sido mejor darte algo que pudieras llevar contigo y te hiciera pensar en mí? Joshep abrió lentamente la caja y le entregó a Irina un reloj de bolsillo antiguo de oro blanco. Las grecas que cubrían la tapa la distrajeron por

primer amor

Joshep la observaba con detenimiento mientras hablaba. - Al menos creció con una gura paterna -dijo lamentándose-. Mi padre nos dejó cuando tenía once años, se fue con su amante... de todas las cosas que vivimos como familia lo único que recuerdo es la noche en que se marchó. Mi madre pasó por una terrible depresión y prácticamente me tuve que encargar de Hanna, mi hermana. Quizá por eso me ve como su padre, siempre me consulta sus decisiones. A veces papá llamaba para preguntar como estábamos, hasta que un día dejó de hacerlo... no he hablado con él desde entonces, no tengo idea si vive o no. Creo que no puedes extrañar a alguien que no ha estado para ti. -Dejemos de hablar de cosas tristes. Oye conozco un lugar que no queda muy lejos de aquí. Es un lago divino. Podríamos ir a remar, ¿te parece? -Era mi siguiente sugerencia señorita Brooks, pero primero terminaremos de desayunar. -Todo esta delicioso Joshep, pero no tengo tanta hambre. Desayuné algo

El hilo rojo

primer amor.

Joshep entró a la catedral y se acercó lentamente a ella. La observó en silencio. No deseaba interrumpir su meditación. Irina  tuvo una extraña sensación, sintió  escalofríos y volteó de inmediato en busca de quien le provocaba esas sensaciones. Él le sonrió lleno de afecto y de inmediato se aproximó a ella. -¿Tienes mucho tiempo observándome? -No mucho. ¿Nos vamos? Irina sonrió y de inmediato Joshep la tomó de la mano para salir de la  catedral.  Caminaron por las calles de San Miguel hasta encontrar un taxi libre. -Pasaremos un momento a mi departamento por unas cosas. Después iremos a otro lado. Puedes dejar tu mochila si quieres.  -De acuerdo -respondió nerviosa. El edificio en donde él vivía con Enrique tenía una fachada colonial, balcones de acero llenos de grecas y amplias  ventanas de estilo francés, algunos azulejos decoraban la estructura, parecía tan viejo como se veía aunque estaba bien conservado. -El elevador no funciona desde hac

Junto a mi.

Jeffrey jamás sentía vergüenza o arrepentimiento por nada de lo que hacía. Su seguridad era quizás una de sus mejores virtudes. Con el tiempo entendería que vivía su vida al limite y había una razón. Aquella noche entró al Cartagena, atravesó el empedrado pasillo con amplias paredes rojas y recorrió al menos 3 de los 4 salones del lugar antes de finalmente llegar al rouge. Bajo las luces de neon verdes y amarillas atravesó el humo del escenario y se acercó a la barra bajando lentamente las escaleras. Saludó al hombre que servía los tragos y recargó los brazos sobre la barra mientras este le servía su bebida, le sonrió a una bella mujer que fingió tropezar con él. Jeffrey era todo un don Juan, acomodó su negra cabellera echándola para atrás en un solo movimiento y bebió hasta el fondo el trago que había pedido. Su sonrisa era candorosa, nada que ver con su personalidad rebelde. Miraba siempre provocativo sabiendo lo irresistible que era. Me acerqué a la barra en busca de un pa

Inquebrantable.

-Entonces me besó pero no sentí el calor de su labios, me abrazó pero ya no me amaba, lo se porque ni siquiera me miró a los ojos. Si hubiera sabido que esa sería la última vez que nos veríamos yo...tal vez hubiera, me hubiera aferrado a sus brazos. -¿La amabas? -La amo. -Creo que es más bien una obsesión, te aferras a algo que nunca existió. -Teníamos una promesa -interrumpió. -Hasta los contratos se rompen. -Ella no era así, al menos no hasta que -hizo una pausa-, hasta que me marché. -Tal vez era cuestión de tiempo. -No ella, ella jamás haría algo que me dañara, se muy bien que me quería, al menos lo hacía. -¿Entonces por qué te marchaste? -Tenía que hacerlo, mis padres se estaban divorciando y mi madre -lanzó una carcajada llena de ironía-, si él -dijo refiriéndose a su padre- no hubiera mentido yo no habría ido. -¿Lo culpas de tus decisiones? -Siempre.