Lanzó un profundo suspiro que hizo voltear a un hombre que pasaba a su lado. Ella lo observó a través del reflejo de la ventana.
A primera vista su enigmática mirada la hizo interesarse en él, era muy atractivo aunque parecía algo rígido a juzgar por la precisión de sus movimientos al caminar, tenía cierto aire interesante.
Su piel contrastaba con el tono oscuro de su ropa, por un momento pensó que quizá se dirigía a un funeral. Su corte de cabello enmarcaba perfectamente su rostro el cual no emitió ningún tipo de expresión durante el tiempo que la observó.
Él atravesó el pasillo completamente erguido a pesar de lo alto que era y eso volvió a llamar la atención de Hanna, quien no le había quitado la vista de encima, su personalidad era imponente.
Estaba anonadada con él, jamás imaginó que sus miradas se encontrarían y sin embargo lo hicieron.
Le sonrió y se sonrojó, bajó la mirada avergonzada, cruzó los brazos nerviosa y se enderezó instintivamente para después volver a su asiento. Ben por su parte, se detuvo por un segundo al casi chocar con alguien que estaba parado en medio del pasillo.
Tan pronto se sentó, no muy lejos de donde ella se encontraba, la dejó de ver y tomó un periódico que alguien había dejado en el asiento contiguo.
Hanna volvió a su lugar, se sentó acomodando su cabeza en el respaldo del asiento, recargó los brazos y desvió su mirada hacia la pantalla.
Ben estaba cuatro filas detrás de ella. Desde Alison, nadie había provocado su interés como lo hizo Hanna.
Nunca antes, bajo ninguna circunstancia hubiera volteado a ver a una mujer como ella. A su forma de ver las cosas vestía de una manera bastante extravagante a pesar de ser muy hermosa. Su cabello tenía una serie de decoraciones, que a pesar de combinar con su atuendo, eran muy coloridas y desviaban la atención de su rostro.
Fue hasta el momento en que le sonrió que acaparó su atención por completo y se interesó en ella, aunque no entendió por qué.
Ben disimuló su interés fingiendo que leía el periódico pero en realidad la había visto el tiempo suficiente para darse cuenta que tenía una diminuta nariz resignada, labios carnosos, enormes ojos canela, cejas espesas y una larga cabellera Maple que sujetaba con varios prendedores de mariposa que destellaban cada vez que movía su cabeza. Su rostro era cálido y su sonrisa afable.
Entre más la observaba, más se percataba de lo bellísima que era y volvió a distraerse contemplándola.
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