-Lily yo simplemente te amo -tragó saliva.
-¿Tu crees?
-¡Qué! -dijo con la voz entre cortada-, de qué diablos se trata todo esto. Estamos juntos, no llegamos hasta aquí por simple casualidad, fuimos hechos el uno para el otro, tenemos los mismos gustos y perseguimos las mismas metas, es así como funcionan las cosas.
-Tal vez no somos el uno para el otro.
-Qué intentas decir.
-Que me he dado cuenta de que no quiero hacer las mismas cosas que tu haces, si te he complacido ha sido mi error, la verdad es que estos días he descubierto una nueva versión de mí.
-Eso es absurdo -respondió irónico.
-Por qué, se llama espontaneidad y es una parte fundamental en las relaciones. Yo no soy sumisa ni obediente, no me gusta tomar té por las tardes, no quiero escuchar música clásica por las noches, quiero bailar, salir a divertirme.
-Por qué de pronto quieres hacer esas cosas.
-Porque las personas cambian, lo siento Derek pero me equivoqué y estoy harta de fingir que soy la mujer ideal para ti.
-¿Es por él?, por ese chico Daniel.
-No -respondió frunciendo el ceño.
Lily guardó silencio, encorvó su espalda y se dirigió al closet en busca de algo que ponerse.
-Al menos podrías ser honesta.
-Tienes razón, es absurdo pensar que te podía engañar. Estoy enamorada de Daniel y me ha propuesto irnos lejos de aquí. Nos iremos mañana tan pronto amanezca.
-Por qué me dices todo esto, ¿quieres que te detenga?
-No espero nada de ti.
Él tomó su mano y le dio un beso en el dorso para después encaminarse hacia la puerta y salir de la habitación.
A la mañana siguiente cuando ella despertó se encontró sola en el departamento, él había salido desde temprano llevando sus cosas consigo. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pensó que quizás él intentaría detenerla pero no fue así.
Buscó su vestido e hizo una llamada, metió sus cosas en una maleta y salió del edificio para esperar a Daniel.
Antes de que el sol se asomara él apareció, bajó de su auto y la abrazó. Nunca pensó que tomaría una decisión tan extrema como la que estaba a punto de cometer pero no había marcha atrás.
Subió al auto y no volteó atrás, había decidido empezar una nueva vida al lado de aquel hombre que
era completamente diferente a ella.
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