El aire soplaba por encima de mis hombros haciendo que mi cabello flotara. El clima era cálido, algo extraño para ser diciembre. Sabía perfectamente que había llegado la época del año en la que no hacía nada más que pensar en ti. No importaban los años que hubieran transcurrido desde que hablamos por última vez, lo importante era que para mí, nunca te habías ido. Me senté en la orilla de las escaleras bajo la luz del sol, observando cada pequeño rincón de aquel paisaje desolado, imagine que sería un buen lugar para estar juntos hablando. Te extrañé más que mañana, igual que antes, como siempre. Cruce los brazos por encima de mi pecho tratando de consolarme por tu pérdida y, antes de irme supuse que para ti había sido más sencillo olvidarme pero sé que no. Sé que estás igual que yo, sentado en algún lugar...pensando en mi.