Los pequeños cambios crean enormes diferencias respecto al resultado final. El haber visto a Rodrigo parado en la esquina de mi casa provocó que se me fuera el sueño. De modo que pasé toda la noche despierta, necesitaba una distracción así que continué trabajando en mi libro. Finalmente había logrado conectar con la historia y estaba entusiasmada. Eran las 8 de la mañana cuando Buster empezó a rascar la puerta, su amiga de la veterinaria pasaría por él en 5 minutos para llevarlo a pasear y después le daría un baño. Me puse en pie y antes de cerrar la laptop un mensaje de actualización apareció en la pantalla, decidí que era un buen momento para reiniciar la computadora mientras me relajaba con un baño de burbujas. Así que llené la tina con agua tibia, le puse burbujas y sales aromáticas y me sumergí en ella. El día pintaba para ser perfecto. Ya tenía escritos tres capítulos de mi libro, no tenía que ir a la oficina y planeaba tomar un delicioso y relajante baño antes de ir a comprar
Autora de libros de romance