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Mostrando entradas de 2021

La teoría del caos.

Los pequeños cambios crean enormes diferencias respecto al resultado final. El haber visto a Rodrigo parado en la esquina de mi casa provocó que se me fuera el sueño. De modo que pasé toda la noche despierta, necesitaba una distracción así que continué trabajando en mi libro. Finalmente había logrado conectar con la historia y estaba entusiasmada. Eran las 8 de la mañana cuando Buster empezó a rascar la puerta, su amiga de la veterinaria pasaría por él en 5 minutos para llevarlo a pasear y después le daría un baño. Me puse en pie y antes de cerrar la laptop un mensaje de actualización apareció en la pantalla,  decidí que era un buen momento para reiniciar la computadora mientras me relajaba con un baño de burbujas. Así que llené la tina con agua tibia, le puse burbujas y sales aromáticas y me sumergí en ella. El día pintaba para ser perfecto.  Ya tenía escritos tres capítulos de mi libro, no tenía que ir a la oficina y planeaba tomar un delicioso y relajante baño antes de ir a comprar
Estimados lectores una disculpa por no publicar el jueves pasado, tuve un imprevisto que me impidió compartirles un post. Este jueves será publicado el último del año, tomaré una semana pero nos leemos el 4 de enero del 2022. Gracias por el tiempo que se toman al leerme, ¡felices fiestas! 

El domo parte 2

Nada de lo que había pasado la noche anterior había sucedido realmente. Ese fue el primer pensamiento que Alexa tuvo al despertar. Se sentía mareada, como si no hubiera descansado en toda la noche, una fuerte ráfaga de aire entró por su ventana tirando al suelo el florero que estaba en la mesa. Corrió a cerrar la ventana y se cortó el pie con uno de los vidrios, entonces sujetó su pie y buscó un paño con el cual detener la sangre que brotaba y así poder llegar al baño para limpiar la herida. Abrió la llave del agua caliente de la bañera y se sentó a un lado, al retirar el paño se sorprendió al ver que estaba seco y limpio. El vidrio aún estaba incrustado en su pie pero no había sangre y la herida cerró tan pronto lo sacó. Recordó encantes que nunca había visto su sangre, nunca se había cortado, ni fracturado un hueso, nunca había faltado a la escuela a causa de una enfermedad, no sabía lo que era tomar medicinas. Cerró la llave cuando el baño se llenó de vapor, limpió el espejo con su

El domo parte 1

Desde hace tiempo ya no pertenecía a este mundo. Bastó solo con que abriera los ojos para que se diera cuenta de lo tonta que había sido al dejarse manipular por las masas.  ¿Qué diablos tenía en la sangre?, se observó las venas, apretó la mano derecha y recargó la izquierda sobre la ventana mientras observaba en el horizonte como se iba formando una especie de tormenta de arena, el domo los mantenía a salvo. Dentro de dos minutos oscurecería en el interior de Gaia, aparecerían las estrellas en el cielo y dejarían de ver lo que pasaba en las afueras del paraíso. Alexa necesitaba saber si lo que contaban las leyendas era cierto, necesitaba salir del domo y comprobar con sus propios ojos que afuera no había nada de interés, que estaban a salvo en Gaia, que ese confinamiento era toda la vida que tendrían. El toque te queda empezaría al caer la noche, si quería salir debía hacerlo ahora o de lo contrario tendría que esperar al día siguiente para intentar, nuevamente, quebrantar las reglas.

Algo azul.

 Patricia estaba a punto de cometer el peor error de su vida y lo sabía pero no podía escapar. Toda su familia estaba esperando a que apareciera al final del pasillo con aquel hermoso vestido de Vera Wang que su prometido le había traído en su último viaje. Para nada le gustaba, se miró con decepción al espejo, quizás algo le agradaba de el, aquel listón azul que tenía al rededor de la cintura y que la hacía lucir más delgada. Si de ella hubiera dependido jamás se habría comprado ese vestido, el corte sirena era algo que no consideraba iba con su silueta. Ella prefería un vestido en línea A, nada ostentoso, en tonos rosa. -Knoc, knoc -dijo Andy y entró a la habitación-. ¿Estás lista?, todos esperan en la capilla. -¿Crees que estoy lista? -La verdad no, me dirás qué te pasa. -No estoy segura, quizás es el vestido, tal vez el listón, el peinado, no sé. Hay algo que no termina de convencerme. -El novio -bromeó. -Es que no sé si es la boda que quería, pareciera más bien que es su boda, tod

En quién confiar.

  Mientras pensaba sobre qué era conveniente hacer con mi vida, una mesera colocó un tazón de palomitas sobre la mesa. La observé extrañada, yo no había ordenado palomitas, no tenía con qué pagarlas. -Disculpe, no ordené nada. -Lo manda Marcos. -¿Quién? -Cortesía de la casa. Que lo disfrutes. Hubiera preferido un filete o un sandwich, no había comido en todo el día y tenía muchísima hambre. Empecé a comer las palomitas y sentí la boca seca, tenía muchísima sed y se había terminado mi vaso de agua. Él se acercó hasta mi mesa, se sentó sin pedir permiso y me ofreció un hot dog. -¿De qué se trata todo esto?, estás cobrándote el favor. -Pensé que un simple tazón de palomitas no era suficiente, son casi las 8, debes tener hambre. -En realidad no. -Pero yo sí así que comeré contigo si no te importa. -No me importa, adelante. -Pero este es tuyo, no me gusta comer solo. -No tienes que hacerlo, no tengo dinero para pagar y no lo tendré porque no tengo trabajo. -Pero qué casualidad, justo hoy s

Mercer

 John Mercer no era un hombre común, era alguien especial, lo supe desde el primer momento en el que entró por la puerta y se sentó en la mesa del fondo. Cuando abrió su libro y se perdió en el. Había empezado a frecuentar el café y su rutina me intrigaba, llegaba siempre cuando el reloj marcaba las 7:25 de la mañana, nunca saludaba y se dirigía a la mesa que había escogido días atrás, aquella que estaba junto a la ventana y desde la cual se podía observar la calle completa y el edificio Glassglow. A Jenny le fascinaba atenderlo aunque él ni siquiera levantaba la mirada para verla, siempre ordenaba lo mismo, ristretto, nunca lo endulzaba y lo bebía de poco a poco hasta que daban las 8, entonces dejaba dinero sobre la mesa, cerraba su libro y se marchaba. Me parecía taciturno, arrogante y altivo. El simple hecho de prepararle un café me ponía de mal humor.  La mañana del viernes Jenny no se presentó a trabajar, me disgusté mucho, no solo por el hecho de tener más trabajo sino porque sab

Una oportunidad.

 Marc entró a la habitación Joana, la observó un par de minutos mientras dormía. Ella despertó al sentir que alguien se sentaba en su cama, él cubrió su boca y ella lo miró asustada, no esperaba que se atreviera a tanto. Cuando se calmó retiró su mano y ella lentamente se incorporó. -¿Qué haces aquí? -susurró. -Necesitaba verte. -Podrías haber esperado a que amaneciera. -No, necesitaba hacerlo ahora mismo. -Espera afuera, me cambiaré y hablaremos en el jardín. -No pienso irme de tu habitación hasta que hablemos. -Ya te prometí que lo haremos, ¿acaso no confías en mí? -Ahora, alguien podría verme y entonces tendría que irme, sabes bien que no le agrado a nadie aquí. -Está bien, te escucho. -Quiero que te quites esa tonta idea de olvidarme. -Qué... -Quiero que vengas conmigo. -No puedo hacerlo, le prometí a mi madre que me quedaría con ella y eso haré. -Es que ella está equivocada, tiene un mal concepto respecto a mí y te lo ha metido en la cabeza. -Eso no es verdad. ¿Crees que no me he

Hazlo por ti.

Eran las 8 de la mañana cuando Buster empezó a rascar la puerta para que lo sacara a pasear. Estaba nublado, hacía mucho frío y lo único en lo que pensaba era volver a casa para tomar una enorme taza de café, darme un baño y finalmente sentarme a trabajar. Tras dar un par de vueltas por la calle llegamos al parque, la veterinaria ya estaba abierta así que aproveché para dejarlo en la pensión. Tenía muchas cosas que hacer ese día y no quería más problemas con los vecinos por dejarlo solo en el departamento. Cuando volví a casa me senté con el firme objetivo de ponerme a trabajar pero mi mente fue atormentada por un montón de suposiciones y sin darme cuenta la mañana pasó volando. Cerca de la 1 de la tarde tocaron a la puerta. Antes de abrir me asomé por la ventana buscando el auto de Hanna pero la calle estaba inexplicablemente vacía, Elias platicaba en la esquina con el policía del mini súper de modo que ese "alguien" que iba a visitarme había entrado sin avisar. Observé el c

Un simple error.

Sentado frente a su escritorio, sosteniendo un vaso medio lleno de licor,  Dan pensaba seriamente en lo que haría con Aidé. Si la aceptaba de vuelta sería solo por complacer a su madre, no quería que sufriera con las murmuraciones de la gente, a él eso lo tenía sin cuidado.   Para él su dignidad era más importante y estaba por encima de las habladurías y el "qué dirán". Soltó el vaso y se recargó en el respaldo, giró su silla hacia la ventana, afuera había empezado a oscurecer. Ella de ninguna manera merecía otra oportunidad, lo había engañado y jamás volvería a confiar en ella, ni aunque le jurara que no volvería a hacerlo, ni aunque se pusiera de rodillas, nada lo haría cambiar de opinión pero estaba su madre, quién le había suplicado aceptarla y actuar como si nada hubiera pasado, al menos hasta que naciera el bebé que ni siquiera sabía si era suyo. Alguien tocó un par de veces a la puerta, él no respondió, entonces la puerta se abrió tras de ellas y su madre entró al estu

Piensa en mí.

La música dejó de sonar, se escucharon un par de gritos y Lili aseguró la puerta de su habitación y metió la cabeza bajo la almohada de su cama para no escuchar la discusión de sus padres. Secó sus lágrimas con la mano y observó cómo la lluvia formaba figuras sobre su ventana. Pronto cumpliría la mayoría de edad y tomaría las riendas de su vida, se iría a Europa y se olvidaría por completo de sus padres, prefería mil veces entrar con su abuelo. Lili no creía en los cuentos de hadas, mucho menos esperaba que un príncipe apareciera frente a su puerta para salvarla. Tenía un sueño y sabía que de ella dependía volverlo realidad. La última noche de Julio  antes de que partiera a Europa escribió una última página en su diario, lo cerró con llave y lo ocultó en el fondo del armario. Colgó la llave en su cuello y cerró la puerta de su habitación. 5 años más tarde. Lili esperaba impaciente a que él se girara y la viera aunque solo fuera por un momento, pensaba, estaba convencida de que si la ve

Jeremy.

Sienna cerró su diario y observó hacia la ventana. ¿Acaso no era ella igual a Julieta?, tampoco  había opuesto resistencia cuando su padre la envió al internado. Acató sus órdenes y no le dio mayor importancia al hecho de lo que marcharse representaba. Incluso cuando su madre murió y su padre ordenó no dejarla salir del internado, guardó silencio y no se opuso, creyó que era mejor si no la veía en el féretro. Aventó el diario contra la pared, abrió las puertas del armario y sacó un hermoso vestido blanco con filos dorados en diagonal, se amarró el cabello y salió de la casa nuevamente. Esta vez deambuló por la carretera, hacía frío, se arrepintió de no haberse puesto un abrigo, unos guantes o quizás un gorro. Se encorvó y caminó hasta que sintió congelados los muslos, entonces un auto se detuvo. Al interior viajaba un hombre, ella sintió nauseas al ver la manera en que se escarbó la nariz luego de ofrecerle un aventón. Tragó saliva y le sonrió, prefería congelarse antes que subir al au

A tu lado; parte II

 Capítulo 5 parte II Nina caminó a lo largo de jardín hasta llegar a una banca cobijada por una pérgola de madera en donde Marcus la esperaba.Habían pasado 5 días desde el accidente de Hayden y las cosas parecían ir de mal en peor.  -¡Papá! ¡Gracias por venir! -respondió con la voz entre cortada y se acercó a abrazarlo. Marcus, un hombre de aproximadamente 56 años que  vestía bastante formal a pesar de tener una actitud despreocupada, su cabello ébano estaba perfectamente acomodado, siempre sonreía de manera cordial e hizo lo mismo al verla. Sin hacer ningún otro gesto se levantó de la banca y se aproximó a ella correspondiendo su efusivo abrazo. -¡Lamento la tardanza! Tuve unas complicaciones, a decir verdad me sorprendió bastante que no me llamaras tu, dudé en venir siendo honesto. -Le pedí a la novia de Tyler que se comunicara contigo porque yo estoy aislada en el cuarto de huéspedes. ¡Este viaje se ha vuelto un infierno! -Lo sé, tuve la oportunidad de hablar con tu madre hace unos