Estábamos entrando al último día de Enero, el día parecía igual a cualquier otro y yo estaba en la cocina preparando el desayuno. Debí sospechar que las cosas no irían bien cuando el hombre del gas tocó a la puerta antes de las 7. Corrí a encerrar a los perros y después lo atendí, perdí cerca de media hora mientras llenaba la cochina, estaba sola en la casa y un tanto estresada. Mi esposo había ido a dejar a las niñas a la escuela. Llegó hambriento y harto del tráfico, desayunamos y tras lavar los trastes me di un buen baño. Estaba decidida a pasar un gran día en la cocina preparando mis deliciosos postres. Pasé parte de la mañana buscando un rodillo de silicona que había perdido y no recordaba en dónde o cuando lo había visto por última vez. Cuando eran poco más de las 12 recibí una llamada que me sacó por completo de concentración. Poca atención puse a la llamada sin embargo mi interés cambió cuando la maestra de uno de mis hijas me informó que ésta había sufrido un accidente. Salí
Autora de libros de romance