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Mostrando entradas de 2015

Aún te extraño.

El aire soplaba por encima de mis hombros haciendo que mi cabello flotara.   El clima era cálido, algo extraño para ser diciembre.  Sabía perfectamente que había llegado la época del año en la que no hacía nada más que pensar en ti. No importaban los años que hubieran transcurrido desde que hablamos por última vez, lo importante era que para mí, nunca te habías ido. Me senté en la orilla de las escaleras bajo la luz del sol, observando cada pequeño rincón de aquel paisaje desolado, imagine que sería un buen lugar para estar juntos hablando.  Te extrañé más que mañana, igual que antes, como siempre.  Cruce los brazos por encima de mi pecho tratando de consolarme por tu pérdida y, antes de irme supuse que para ti había sido más sencillo olvidarme pero sé que no. Sé que estás igual que yo, sentado en algún lugar...pensando en mi. 
No estaba lista, aún no. Había tomado la decisión equivocada y lo sabía, sin embargo, ya era tarde para rectificar.  El aire acomodaba mi cabello por encima de mi rostro como si se avergonzará de lo que había hecho.  Cuando el tren entró a la estación, titubeé, no sabía qué hacer.  Amaba a Germán pero no podía vivir a su lado. Estaba segura que la carta que había dejado sobre su escritorio lo haría odiarme. Ya no importaba, no podía regresar, no después de haberlo traicionado. 

El tiempo había pasado.

La casa de los abuelos no era la misma que recordaba. No era el mismo lugar acogedor en el que siempre entraba el sol por la ventana, no tenía el mismo jardín lleno de plantas de diversos de colores, no se respiraba ese aire fresco, no quedaban las ganas de querer quedarse, no estaban ellos. Recorrí el jardín, ahora seco, imaginé a mi abuela agachada arreglando la tierra de sus plantas, cantándoles para que florecieran. Cuando llegué a la terraza, no estaba el abuelo sentado en su silla de madera leyendo el periódico. La casa estaba vacía, cubierta de polvo, se escuchaba el eco de mi respiración. Ellos no volverían jamás, no habría más comidas, más cenas, más reuniones en las que vinieran los tíos ya fuera por gusto u obligación. La familia con la que crecí se había desvanecido. No quedaba más que una enorme casa llena de recuerdos que se iban debilitando con el paso de los años. Cuando llegué a la sala me encontré con un montón de fotografías. Rostros sonriendo o caras compung...
Ese laberinto en el que se encontraba la sofocaba. Regan, la sofocaba. No era el hombre más atractivo del planeta sin embargo, algo tenía que la hacía permanecer a su lado a pesar  de las diferencias que tenían. Ella ya no sonreía de la misma manera en que solía hacerlo. Sentía que la monotonía le pesaba en los hombros y se incrustaba en su pecho. Salió como todas las mañanas rumbo al trabajo. Se detuvo en la parada y miró hacia ambos lados de la calle. Tan fácil sería huir...¿por qué no intentarlo? Abordó el autobús, se sentó cerca de la ventana y segundos después un extraño se sentó a su lado. -Lindo día ¿no le parece? Bianca miró a la misma dirección que aquel hombre y sonrió. A final de cuentas, no todo estaba completamente perdido.

Búscame...

El consultorio del doctor le pareció conocido. Era como si ya hubiera estado ahí antes. Tomó una profunda bocanada de aire y se sentó en el divan. Aflojó un poco la liga que sujetaba su cabello y se recargó, cerró los ojos y suspiró. -¿Le parece cómodo? -¡Cielos!- se levantó de inmediato completamente asustada. -Siento haberla asustado. Ella lo miró. A juzgar por la cantidad de diplomas que tenía decorando las paredes de su consultorio pensaba que se trataría de alguien viejo. Le sorprendió sin duda que el doctor no  pasara de los 30 años. -Fue mi culpa, no debí ponerme cómoda de esa manera.- dijo sonrojada. -Antes de comenzar necesito hacerle unas preguntas, faltaron algunos campos por llenar en el  expediente. -De acuerdo. -Veamos.- Se sentó en la silla de piel que estaba frente a su escritorio y se colocó unos lentes que lo hacían ver sumamente interesante. -Usted es la señorita Marion Bradford ¿correcto? -Así es. -¿Edad? -25... -¿Algún telefono donde la podam...

Olvidarte...

Me preguntaba la razón por la cuál, a pesar de los años que han pasado, no puedo dejar de pensar en ti ni un minuto. Se muy bien, y no es arrogancia que tú, en donde quiera que estés, piensas también en mi. Que aunque tengas a alguien...o a nadie, siempre me amarás.  Buscarás en mil mujeres a una igual que yo.Coincidirán los nombres, las edades,pero jamás seré yo. Podrás jurarle que la amas, engañarla diciendo que es la única a la que has amado. Se bien que no es así. Porque la conexión que tu y yo teníamos es inquebrantable. Yo por mi parte, intentaré olvidarte cubriendo tu ausencia con alguien completamente diferente a ti. Alguien que no me haga reír de la misma forma en que tú lo hacías, que no me besa de la misma manera, tan apasionada. Alguien que me acaricia con el mismo respeto con el que me toma la mano. Intentaré olvidarte, quizá fracase en el intento pero no esta de más hacer un esfuerzo. Quizá, algún día nos volvamos a encontrar y entonces, fina...

El reencuentro

El anfitrión del evento subió a la tarima donde se llevaría a cabo la firma de autógrafos. Tomó el micrófono e hizo la presentación. -Para mí es un honor estar con ustedes esta noche. El libro "Recetas prehispánicas" ha sido una verdadera revelación, con ustedes la chef Joanha Rivas, para quien desde luego pido un caluroso aplauso. Tras bambalinas se encontraba Joanha. Tomó una profunda bocanada de aire y salió en medio de aplausos. Su rostro estaba no solo en la contraportada del libro, sino en los espectaculares y revistas. Ángel la vio en una revista. Por poco se ahoga tomando café cuando su esposa llegó con el libro a casa. Joanha era la misma de siempre, tan bella, quizá más de lo que podía recordar. Ella estaba ahí, presente nuevamente en su vida. Nunca la había podido olvidar. Tenía que verla, hablar con ella. Acudió a la firma de autógrafos. Cuando salió y el público aplaudió, pudo observarla plácidamente. -Estoy muy feliz de estar aquí. ¡Gracias por venir! -La firma ...

Primer amor.

Irina es la hija de un acaudalado abogado. Un hombre intransigente y dominante que se ha ocupado de dirigir la vida de su hija a su antojo. Pero a punto de cumplir la mayoría de edad ella ha decidido dejar de lado la intromisión de su padre en sus decisiones. Lo que parecía un común viaje en metro se transforma en una pesadilla cuando ella se pierde. Es entonces que conoce a Joshep, un atractivo  universitario que le ofrece su ayuda y quien se enamora de ella a primera vista. Pero las cosas no son tan sencillas como parecen. El profundo amor que ambos se tienen se verá empañado por la trágica ironía que unen a sus familias. ¿Podrá esta ser capaz de separarlos? o serán capaces de demostrar que el verdadero amor existe y no solo eso, hay un alma gemela. La primera parte de la trilogía "predestinados". Disponible en: Amazon Itunes Kobo Scribd Page Foundry Oysterbooks

Nada personal

Entre él y yo no había nada. No éramos amigos, fuimos marido y mujer pero eso ya era historia. Nos unía un lazo, nuestra hija. Cada semana tenía que verlo cuando se la llevaba. Evitaba por completo dirigirle la palabra.  Quizá aún lo amaba porque me dolía saber que su ausencia se debía a otra mujer. Él se había marchado dejando un vacío en mi corazón. Se fue como si nada, sin remordimientos, sin ataduras ni responsabilidades. Luego de un año decidí rehacer mi vida. En cuanto se enteró que planeaba mudarme con Mike, me buscó. -¿qué quieres? -Andrea me dijo que tienes novio.  - lo tengo.- crucé los brazos y bajé la mirada. - que planeas irte a vivir con él. Solo piensa en el ejemplo que le estarás dando a mi hija si lo haces. -¿tu me hablas de ejemplos?- pregunté molesta. -aún estamos casados. - ¡eso no te importó cuando decidiste irte con ella! -¡me importa porque no quiero que mi hija crezca al lado de otro hombre que no sea yo! -¿y qué quieres? ¿Llevártela? - quiero que dejes...

Desequilibrio

El contenido del correo parecía absurdo. Una serie de frases tontas y al final un deseo de buena suerte.  Quien escribía era el  mismo que alguna vez conoció de manera casual en un chat room.  Ella leyó el mensaje y ni por un segundo se le cruzó por la cabeza que se tratara de él. Sin embargo, así era.  Tuvieron que pasar 15 días para que en medio de un debraye ella se diera cuenta que ese seudónimo era de él.  No quería ser tan directo poniendo su verdadero nombre, él estaba convencido que fácilmente ella sabría de quien se trataba. Claro que olvidó un detalle,él había dejado de ocupar la mente de esa joven desde hacía 4 años. No indagó sobre los medios que él utilizó para encontrarla, era más que obvio que su nombre había aparecido en el buscador.  La verdadera pregunta era ¿por qué? ¿Con qué fin? ¿Para qué?

Gracias por amarme.

Ella lo miró llena de angustia, desesperación y cólera. -¿Cómo se llama? Él correspondió su mirada, la tomó de los hombros y le dijo. -¡No hay nadie más! -¿Entonces por qué no tienes tiempo para mí? La soltó y puso sus puños sobre la cama, ahogó su culpa de esa forma. Volteó y la abrazó. Le dio un fraternal beso en la frente y prosiguió. -De ahora en adelante lo tendré. Tienes toda la razón, discúlpame. Su promesa de amor no era más que una mentira. "Ella" se llamaba Celia, la había conocido hace algunos meses en una conferencia. Desde entonces una profunda amistad había surgido entre ellos, pasaban demasiado tiempo juntos. Finalmente llegó el día en el que se miraron  de otra forma. A Celia no le había importado el hecho de que Gerardo fuera casado. Cuando salía de trabajar se inventaba mil excusas para no llegar a cenar. Pilar lo esperaba con la cena caliente sobre la mesa hasta que se enfriaba. Poco a poco el amor que ella sentía por él murió. Una fría tarde...

Doble vida.

El baile seductor de aquel hombre enmascarado le provocó un mar de sensaciones.  Su musculoso torso, sus piernas torneadas y esos bíceps, "oh my god" pensó, un minuto le bastó para imaginarlo acercándose a ella lleno de deseo. Los reflectores la iluminaron. Abrió los ojos como platos sorprendida de las coincidencias.  La silla en donde se había sentado era precisamente la escogida de la noche. Un baile privado era el premio. Alan, como se hacía llamar aquel hombre  ,se acercó a ella extendiéndole la mano.  ¡Esas manos! Tan masculinas y suaves a la vez la enloquecieron. Él sonrió, sabía perfectamente el efecto que provocaba en las mujeres. Seguro de si mismo colocó las manos de la chica sobre su abdomen.  Ella tembló, estaba nerviosa más  que excitada, era la primera vez que acudía a un lugar de ese tipo y, vaya recibimiento. Alan la sentó en una silla de metal y se posó encima de sus piernas. Era él mismo quien conducía las manos de la joven por encima de s...

Alguien como tu...

La segunda parte de la trilogía "Predestinados". El primer amor nunca se olvida y eso le queda muy claro a Irina, quien no ha podido superar la muerte de su primer novio, Joshep. Tras cinco años de haber desaparecido de su vida, finalmente decide superarlo, es entonces que el destino la reúne con scott, un excéntrico millonario, ocho años mayor que ella a quien conoció en una cena hace algunos años.  Scott Parker es un hombre de mundo, lleno de experiencia capaz de conquistar a cualquier mujer que se proponga fácilmente pero, Irina no es una de ellas. Impresionado por su deslumbrante belleza y juventud se propone hacerla suya a como de lugar, usará sus mejores técnicas de romanticismo y seducción para conquistarla. ¿Podrá esa idealización del hombre perfecto tambalearse ante la aparición de un viejo amor? Disponible en: Amazon

Regresa a mí...

Leyó la última frase de la carta en repetidas ocasiones. Le mortificó la idea de pensar que él se había marchado para siempre. Scott tocó la puerta, entró cuando ella no respondió a su llamado. La miró fijamente sin decir una palabra. Supo que su amor no era correspondido. El recuerdo de aquel antiguo novio era más fuerte de lo que creyó.
Apenas si podía respirar. Estaba totalmente nerviosa pensando en que respondería si él continuaba la pelea. Era un lucha de egos por ver quién tenía la mejor explicación. Ella lo miró, estaba furiosa con Axel. Su falta de interés, su carencia de compromiso...finalmente le habían colmando la paciencia. Él, estaba cansado de que Sky siempre quisiera ir un paso adelante. Tomarse las cosas muy a pecho. Dio un último trago a su cerveza, se levantó de la silla, regresó y la aventó estrellándola en la pared. Sky dio un brinco petrificada. Estaba más blanca que nunca, temblaba. -¡Vámonos! La sujetó violentamente del brazo. Derek, intentó calmar a su hermano sin éxito. -¡Es lo que querías, no!- gritó y la subió al auto. -¡No puedes manejar así! -Observa y aprende...-gritó molesto. Si bien era cierto que Sky lo sacaba de quicio de vez en vez, la amaba y estaba feliz por el bebé que venía en camino. A pesar que no hubiese sido planeado. Eran demasiado jóvenes para una responsabilidad ...

El último beso...

I Ema solía sentarse en la cafetería por las noches. Escribía parte de su tesis. Había cambiado de tema casi cinco veces. Realmente se quebraba la cabeza pensando cada una de las palabras que escribía. Nada le parecía. Podía pasar 20 horas frente a la computadora y al cabo de las mismas la hoja de word seguiría en blanco. Johnathan, el joven más prominente de la universidad la observaba siempre que la encontraba en la cafetería. Ella le sonreía y seguía trabajando. Eran dos polos opuestos, nunca se hablaron. Ella lo conocía porque leyó un artículo en el periódico de la escuela mientras esperaba a su amiga, Clare. Ema logró titularse en administración pero realmente no era su pasión. Prefería pintar. Intentó conseguir trabajo y al no tener suficiente experiencia se frustró. El dinero se acababa así que tuvo que aceptar un trabajo de meses de un bar. La paga era buena sin embargo lidiaba con piropos, abusos y malos tratos.  Una de la noches sirvió una mesa llena de h...
A punto de dar el sí volteó. Lo vio parado, sin hacer nada. Aceptando el destino que a su parecer ella había escogido. Sus ojos se llenaron de lágrimas y al final dijo la tan esperada respuesta "Sí, acepto" Él ya nada podía hacer, ni siquiera arrebatarla de los brazos de ese tipo que ahora ostentaba el título de  "esposo". ¿Lo amas? preguntó mientras la abrazaba. Su respuesta fue tan fría que caló sus huesos "te amé a tí" y se fue, se fue dejándolo con un intenso vacío. Con una angustia y con una desesperación por haber sido tan cobarde.

El último beso...

Él la ignoraba con la misma frecuencia con la que respiraba. Ella lo miraba decepcionada, triste, jamás le haría algo así. Estaba a su lado físicamente pero se sentía cada vez más sola. Le costó trabajo entender al principio por qué actuaba de ese modo. Con el paso del tiempo comprendió que era su falta de interés en ella. No es que no la quisiera, simplemente le parecía tediosa y aburrida. Como cuando de tanto comer un dulce termina por hostigarte pero pasado un rato tienes antojo de más. Así era su relación. Al menos lo que él sentía hacía ella. El sentimiento al principio no era reciproco, ella intentaba ver el vaso medio lleno mientras él se quejaba de lo vació que estaba. Trataba de no fastidiarlo, lo dejaba en su mundo mientras él sentía que ella solo le traía problemas. Era reservado, nunca le decía lo hastiado que a veces se sentía de ella ,solo se quedaba callado cuando ella le hablaba, la ignoraba por completo. Entonces ella sollozaba en secreto, se le resquebrajaba una ...

El comienzo

-Lizzie. -¡Odio que me llames así! me haces sentir como si fuera una niña y no lo soy- replicó -¡Te amo!- dijo Anthony Ella lo miró incrédula. Crecieron juntos y a pesar que él no le era indiferente sintió una terrible sensación cuando le externó sus sentimientos. -No deberías decirlo si no lo sientes. -Estoy totalmente seguro de ello. -Pues gracias.- respondió indiferente -¿Cuándo vas a dejar de ser una niña caprichosa? -¡No lo soy! -¡Entonces termina de una vez con el berrinche! Ella sonrió sarcástica. Volteó los ojos y se giró dándole la espalda. Anthony la tomó del brazo y con un movimiento la jaló hasta que quedó a su merced. -¡Me estas lastimando! -Lo mismo digo… Él la besó tierna y apasionadamente. A.Holt

El último beso

Ella entró al departamento con una bolsa llena de comida. La colocó sobre la barra y se puso un mandil. Pasó la tarde cocinando. Adornó la mesa con una vela, flores y copas. Quería que ese día fuera especial, más allá del día de los enamorados estaba el hecho de darle un detalle. Había olvidado comprar una botella de vino así que salió por un momento. Él llegó poco después de las 7 p.m. ni siquiera notó la mesa. Se dirigió a la sala y continuó con su trabajo. Cuando ella llegó lo vio emocionada. Se acercó hasta donde se encontraba y sonriendo extendió su mano mostrando una pequeña caja. Él volteo, la tomó y la colocó a un lado del sillón. A penas murmuró un “gracias” y continúo con su trabajo. -¿Sabes qué día es hoy?- preguntó decepcionada. -Jueves…- -¿No vas a preguntar por qué te dí ese regalo?- -Estoy ocupado.- -Creí que podíamos celebrar. Quería que fuera un día especial.Pasé la tarde cocinando…- -No tengo hambre.- -Hoy es día de san valentín. Quiero que hagamos algo especial, por...

Cada mañana

Cada mañana era el mismo lío. La resolana entrando por mi ventana grisácea. Las nubes cubriendo en su totalidad el azul del cielo y yo, recostado encima de la cama recubierta por esas sábanas blancas percudidas por tanto lavarse. La miraba como quien mira a un extraño. Con esa sensación de incertidumbre, de abandono. La admiraba como se admira a un poeta, con ese respeto. La amaba sin condiciones, sin tiempos sin excusas ni pretextos. La amaba en su total expresión, consciente de sus actitudes y desdenes. Cuántas veces fui testigo de sus caprichos y desplantes. De sus vanidades y mentiras. Nada impidió que la amara con todas las ganas que puede tener un moribundo.

Error

¡Cuánta hipocresía guardaban sus palabras! después de todo fue él quien había tomado sus cosas la primera vez. Yo me quedé parada junto a la ventana. Vi como salió de la casa con la maleta de piel que nos regalaron el día que nos casamos. Subió al auto que compramos juntos y se marchó de aquel lugar en el que formamos un hogar. Lloré en silencio para no despertar a los niños. Sufrí tantas noches su ausencia. No hay mal que por bien no venga. Él regresó, con la cola entre las patas, me miró como un perro mira a su amo pidiendo perdón. Con el agua de la lluvia escurriendo por encima de su rostro, pálido, asustado. Con su cabello ébano embarrado y su barba de medio día. Lo miré como se mira a un extraño, a alguien que te ha hecho tanto daño.No sentí nada, ya ni para odio daba éste corazón. Me dijo “Fue un error, perdóname…” ¿Error? ¡Error es marcar a un numero equivocado! Error es tocar el timbre de otra dirección. ¡Error es haberme casado contigo! Admito que estaba dolida. Alg...

Un día sin ti

La profunda sensación que le provocó la vista a través de esa ventana era inexplicable. El tono azulado del cielo, la calidez del sol, el aire tibio. Recordó un día de su infancia cuando salía a nadar con sus primos. Sintió el agua de la piscina acariciando su cuerpo. El sol brillando por encima de los árboles, el aire fresco. Jamás se había sentido tan extremadamente feliz como cuando se recostaba en la orilla de la alberca. Cerraba los ojos y dejaba que el sol calentara el agua. Sentía como su rostro se iba secando y su cuerpo se fundía con el agua de la piscina. No quería salir de ahí. Quizá si le hubieran preguntado por un día feliz, hubiera dado mil vueltas a la pregunta antes de responderla y, probablemente no hubiera sido del todo honesta. Fue incluso extraño para ella el hecho que, una ventana, le trajera ese hermoso recuerdo almacenado en la profundidad de su memoria. A.Holt

La vida sin ti

Desde aquella noche en que te soñé tan claro, tan cerca, desperté con una extraña sensación de tristeza. Me invadió el miedo y la soledad, me llené de culpa y remordimiento. Pensé si había tomado la decisión correcta al haberme enamorado de alguien más, al dejarte ir. Quizá debí luchar por nuestra relación, quizá debí abrazarte más fuerte aquella tarde en que nos despedimos. Si hubiera sabido que no era un hasta pronto, me hubiera aferrado a ese momento. Te busqué, Dios sabe que lo hice pero en esta vida me fue imposible reencontrarte. Tu y yo no podríamos amarnos en esta vida. A pesar de ser tan afines, de tener los mismos gustos, la misma esencia, tuvimos que separarnos. Aún te amo, siempre lo haré. En este cuerpo al que ahora desconozco, en este lugar al que vine a caer.Rodeada de personas que me llaman por un nombre que no me pertenece. Viviendo esta extraña vida sin ti. A.Holt

Some writing…

She was standing by the window. The air was coming from outside, ruffling the white silk curtains. The wooden floor creaked every time she moved. Finally, she closed the window, headed for the exit, took a bronze key from his pants, and left the room. He locked the old cedar door. She slowly walked down one by one the steps of the stairs to the first floor and she looked at him. He was motionless in the middle of the cold room. She approached him as if she had expected this moment all her life. He rose from his chair and took her hand. He squeezed it against his chest, and after giving her a warm kiss on the forehead, he directed her towards the front door. Both left the house that until day had kept them hidden, that until that day it had witnessed their love.

New romance suspense book coming

I’ve been working in new book for a couple months, exploring the suspense subgenre of romance. I’m currently in draft 2 at 30,000 words. I expect to finish it this month, and then send it to copyedit, get a cover and hopefully, have it on sale in about two months. The story goes likes this. New York City Police Department Chief’s daughter is kidnapped by a drug syndicate under a very suspicious set of circumstances. So now, Bryan (the chief) is forced to turn to an ex-member of this ‘gang’ (who is a gorgeous female), and thus clear her record by way of payment, in order to infiltrate the syndicate and get his daughter back. All this in order to ensure the safe delivery of an incredibly toxic and illegal drug into the city. In the end, he is then forced to choose between his daughter, the ex-member and what is right. Hope you’re all doing well!

The Deal – First Chapter

Two years of interning at Sykes & Williams opened up many doors for Kyle Carter and his friend Matt Vaughn. They came to know major players in California business and both received offers to become salaried employees at Sykes & Williams. Both remained in the company for a few years so they could continue to make important connections and fine tune their skills. After that, Kyle and Matt were ready to start up Carter Health. The name was decided upon after a lengthy conversation. The sound made by a "C" was more recognizable and friendly. “V” was considered too be intimidating and snobbish, so Matt bought it. Carter Health was comprised of three small to midsized insurance providers. They ingratiated with them while they were still at Sykes & Williams. They billed themselves as a fresh innovative HMO ready to take on new providers. While true, they needed to grow their business quickly. “We have a zero margin for error, Matt. We have a trickle of cash flow a...