Tenía la televisión encendida cuando él entró por sus cosas, azotó la puerta como si quisiera que me diera cuenta de su presencia, de inmediato me paré del sofá y corrí a la entrada. Dejó las llaves sobre la mesa y subió la escalera, sabía que esa sería la última vez que lo vería antes de la audiencia. Ni siquiera entendía por qué me importaba tanto hablar con él. -Tus cosas están en el garage dentro de una bolsa de basura. -¿Tiraste mi armani? -Podrás comprarte otros 30 con lo que ganarás por la venta de la casa. -Estoy siendo muy complaciente contigo al dejarte vivir aquí en lo que resuelves tu situación. -Mi situación, estoy así por tu culpa. -¿Yo te obligué a dejar tu carrera? -¡Nunca tenía tiempo para mi! -¡Por favor!, esos son pretextos y lo sabes. -Eso no es verdad. -Nunca te quejaste por todas las tardes que pasaste en el spa o los desayunos en el club, los viajes, la ropa, ¿qué hay de todo lo que te compré?, puedes venderlo, sacar al menos para rentar un d
Autora de libros de romance