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Mostrando entradas de 2018
Me agobiaba pensar en la probabilidad de que aquellas extrañas llamadas provinieran de él. El número que se registraba en el teléfono era completamente desconocido para mi sin embargo aquellas llamadas parecían familiares. Él solía llamar un par de veces y guaraba silencio mientras escuchaba mi voz al otro lado del teléfono. Él marcaba por las tardes esperando fuera mi voz la que contestara el teléfono, él sabía que yo sabría se trataba de él, me lo decía el corazón. Aquel mismo sentimiento me invadió un par de veces esta semana, una parte de mi estaba convencida de que era él quien llamaba, miraba expectante el teléfono mientras sonaba por lo regular dos veces y después me preguntaba si sería bueno contestar o solo esperar a que se cansara de llamar. ¿Me extrañaba tanto como yo a él? habían pasado 8 años sin tener noticias suyas y sin embargo su recuerdo estaba más fresco que el rocío de la mañana que cubría las flores de mi jardín. Si acaso contesto el teléfono ¿se atreverá a

Finalmente...

Fue un año difícil, me estanqué mucho tiempo con la realización de este libro pero finalmente encontré la inspiración y aquí les presento la portada del primer libro de la saga "El hilo rojo" que se llamará "La vida sin ti". Aún no tengo fecha de publicación pero tenía muchas ganas de compartilo con ustedes.Espero les guste.
Hola a todos,  una disculpa por no postear, he tenido problemas con mi blog. Estaré ausente unas semanas pero volveré. Saludos!!

El hilo rojo.

Anna entró a la oficina de Warren, se quedó parada junto a la puerta un par de segundos antes de que él la invitara a sentarse. Warren era un hombre maduro, tendría al menos 30 años y ella casi 18. Era sumamente atractivo, tenía los ojos verdes y el cabello rubio, barba tupida perfectamente delineada. Le sonrió, como si hubiera estado esperado ese momento desde que la conoció y con un movimiento de su mano le indicó donde debía sentarse. Él tenía algo en su mirada que le provocaba cierta incomodidad. -Siéntate por favor. ¿Te ofrezco algo de tomar? -Estoy bien gracias. -Supongo que tu presencia aquí no se trata de una simple visita -Anna movió la cabeza y bajó la mirada-. ¿Consideraste mi oferta? -Sí. -Asumo entonces que aceptas mi propuesta. -Eso depende. -¿De qué? -De que usted este de acuerdo en dos cosas. -Háblame de tú, me haces sentir viejo. -Lo siento -se sonrojó. -Te escucho. -Aún no cumplo 18, no quiero meterlo en problemas. -De eso me encargo yo, ¿

Alguien como tu

—Estaba estudiando el primer semestre de artes a pesar de la desaprobación de mi padre. Pensé que hacía lo que me gustaba pero un día mientras esculpía un rostro no le encontré sentido a lo que hacía, era como si mi pasión hubiera desaparecido. Así que hice lo que nalmente mi padre deseaba, algo productivo a su modo de ver las cosas y me cambie de carrera. Al nal mi padre tenía razón al decir que mi pasión era algo pasajero y no un modus vivendi. Y tú Scott, ¿estás en el lugar correcto? —preguntó. —¡Vaya!, no quiero sonar arrogante –tomó un trago de sake—. Me he esforzado por cumplir cada uno de mis sueños, cada cosa que hago no sé si sea correcta o no, pero es lo que nalmente quiero hacer. Quizá sólo me falta encontrar a la mujer que me haga vibrar, que me haga sentir vivo. Después de todo no planeo quedarme sólo y el tiempo apremia. —Es extraño escuchar a un hombre preocupado por casarse... —Nunca mencioné el matrimonio, sólo dije que quería encontrar a

Un día más.

Los tachaba en el calendario, pasaban tan rápido que sin darme cuenta había transcurrido un año ya desde entonces. Un año en el que nada de lo que me propuse se había cristalizado, en el que poco había cambiado y en el que me sentía más que debastada por lo estático de mi vida. Soplé las velas, 30 para ser exactos y el humo se esparció por la sala de juntas, quedamos en completa penumbra por espacio de 30 segundos y después de los acaloraos aplausos las luces se encendieron y vi los mismos rostros apáticos de mis compañeros de trabajo, parados en la sala esperando una tajada del pastel que habían comprado sin el menor interés en felicitarme. Mañana serían 30 y un día, pasado dos y,  así terminaría otro año mientras paso el día sentada frente al ordenador pensando en cómo resolver mis problemas y darle un poco de emoción a mi vida. Aquella noche salí de la oficina con un enorme recipiente casi lleno de un empalagoso pastel de caramelo, que probablemente terminaría en el bote de b

Ni una más

-¡Podrías al menos recoger tu ropa! -¿De qué rayos hablas? siempre recojo mi ropa. -Hacerlo una vez en toda tu vida no es hacerlo siempre. -Oh, voy a empezar a dejar la ropa en el suelo entonces para que veas que si la recojo. -Sabes que, haz lo que quieras, ya no me importa, no importa si dejas la ropa en el suelo, si no la guardas, si no quieres que la lave o quieres usar la misma camisa todos los días. -Jules basta. -Estoy harta, estoy harta de ti y es la verdad, no lo digo porque este molesta, estoy cansada de soportar  tu arrogancia durante 18 años. -Bien, entonces será mejor que no me hables. -¡Como quieras! -¿Qué diablos te pasa? -Estoy cansada ya te lo dije y por primera vez en todos los años que llevamos juntos tengo el valor de decirtelo. -¿Por qué haces esto? -Porque ya no quiero seguir viviendo contigo, ya no quiero estar al lado de alguien que cree que la muerte de nuestra de hija fue un accidente, eso no fue un accidente y lo sabes, ¡todo el mald

Alguien como tu

Habían pasado dos semanas desde que Irina y Scott comenzaron a frecuentarse. Noviembre acababa de llegar y se aproximaba el cumpleaños de Irina. Ella salió temprano del bufete y caminó por las arboladas calles de Campos Elíseos hasta que llegó a un pequeño parque botánico. Se sentó en una de las bancas de metal observando el ocaso mientras el aire comenzaba a soplar cada vez más frío. Pronto tendría 23 años, tenía la opción de regresar a San Miguel o quedarse en la capital para su cumpleaños, aún no lo había decidido. La esperanza de encontrarse con Joshep la alentaba a regresar pero la misma realidad la hacía dudar. Irina tomó su celular y comenzó a marcar el número de Jamie, necesitaba hablar con alguien y desde que decidió marcharse casi no veía a su amiga. Contaba los días para que ella llegara a la capital, tenía muchas cosas que contarle. —Irina Brooks... —¿Será posible que pueda librarme de ti un minuto?

Alguien como tú

—¿Y bien? —¿Y bien qué? —dijo sonriéndole a Scott. —¿Qué te parece el lugar? —Es hermoso Scott. No creí que hubiera un lugar tan bello aquí. Es tan irreal. —Es perfecto. Irina volteó extrañada. —¿Perfecto? Él esbozó una breve y sínica sonrisa sin contestar nada. La observó mientras ella admiraba el lugar, su cabello caoba humedecido comenzaba a rizarse. Su piel porcelana estaba ligeramente sonrojada por el clima arti cial del jardín. —Recoge tu cabello, no deberías ocultar tu rostro. Irina observó a Scott quien siempre elegante, llevaba un traje gris oscuro y una corbata naranja que contrastaba con su camisa azul claro. Lo miró con la boca abierta durante un par de segundos hasta que reaccionó pasándose un mechón atrás de la oreja. Solía vestirse casual para ir a trabajar, pero ese día había amanecido nublado así que llevaba unos pantalones azul marino de lana, camisa blanca de manga larga y un chal

Alguien como tú

Él se recargó en el marco de la puerta, su rostro se iluminó con una coqueta sonrisa y después pasó los dedos por su espesa cabellera oscura. Completamente nerviosa, Irina tardó unos segundos en encontrar la llave de la puerta hasta que nalmente logró abrirla. Ambos entraron a la o cina. Ella se sentó en la silla de piel mientras él recorrió el lugar como inspeccionándolo hasta llegar a la ventana. —¿Cómo supiste dónde encontrarme? Me quedé pensando que nunca te lo dije. Diría que me sorprendes, pero creo que esa expresión está muy trillada. De hecho, me asusta que después de tantos años sin haber tenido contacto estés aquí. Scott lanzó una sutil carajada, la miró con un dejo de cinismo y prosiguió. —En efecto no lo hiciste, tengo mis contactos —Scott guiñó el ojo y se aproximó a Irina–. En este medio todos se conocen preciosa, encontrarte fue una coincidencia. ¿Nos vamos? Hice reservaciones en el Hotel Crawford, no querrás que la

Scott

Los mismos ojos azules, hipnotizantes, llenos de algo que la hacía temblar. Su sonrisa seguía siendo atrevida y perfecta. Los años solamente lo habían hecho más atractivo e interesante. Ella siempre tuvo la impresión de que él le coqueteaba abiertamente. Se sonrojó y trató de disimular su nerviosismo enroscando su cabello con la horquilla, un torpe movimiento de su mano hizo que ésta cayera arbitrariamente al suelo. Ambos se agacharon a recogerla. Scott tomó deliberadamente la mano de Irina y la ayudó a levantarse. —Ésta vez no te escaparas, te invito a comer. —Tengo un caso que atender —Irina se apartó de inmediato de él. —Lo sé, Brandon. Déjalo, merece un escarmiento, no le caerá mal estar un rato encerrado. —Supongo entonces que lo has defendido antes. —Digamos que no es la primera vez. Te puedo garantizar que no merece el tiempo que inviertes en él. —Es mi trabajo, no de

Convénceme.

Mike la observó desde el otro extremo de la barra. Fingió hablar con sus amigos pero en realidad estaba atento a lo que ella hacía. Cuando vio que alguien la tomó entre sus brazos puso su cerveza sobre la barra y se enfureció.  Le costaba reconocer lo mucho que aún la amaba a pesar de todo. Se jaló el cabello y frunció el labio antes de perder el control y finalmente acercarse a la pista para jalarla del brazo tomándola por sorpresa. Ella lo miró extrañada. Mike la condujo al otro extremo. -¿Qué estas haciendo? ¿En dónde esta Jena? -Con mi mamá, seguramente esta durmiendo así que no hay problema. -¿No hay problema? deberías estar en la casa cuidándo de ella. -Vine a divertirme, ¿acaso no lo haces tu? -¡Eso es diferente! -¿En qué es diferente? -reprochó. -En que yo soy hombre, no corro ningún riesgo en cambio tú... -Eso es lo más estúpido que has dicho desde que te conozco. -¡Oye! Eres mi mujer, no voy a permitir que vengas a… -¿Tu mujer? Cre

Regresa a mi...

22 de Octubre de 2009 —Muy bien, ¿señor...? —Parker, Brandon Parker. Arriba a la derecha viene el nombre, —dijo con ligero tono sarcástico y puntuando con el dedo el expediente. Irina se limitó a observarlo seriamente. Asentó con la cabeza y jó su mirada en el expediente con un notorio desplante. —El fiscal del distrito me puso al tanto de su situación, tengo entendido que usted está violando su libertad condicional por segunda ocasión. Temo que a menos que convenzamos al juez de lo contrario usted irá a la cárcel. El servicio social ya no es una opción para alguien con sus antecedentes. —El juez estará más que complacido en ayudarme cuando se entere de quien es mi padre. Irina apartó de inmediato el expediente, miró jamente a su defendido, entrelazó sus dedos sobre la mesa de metal  y se mordió suavemente el labio inferior. Brandon jugaba con su reloj al mismo tiempo que sacudía la cabeza i

AVISO

Una disculpa por no postear en la semana pero tuve un problema con el acceso a mi blogg, estaremos de vuelta la semana entrante con los posts Martes y Jueves! Saludos!

Un recuerdo.

El sonido de las teclas de marfil del piano que estaba en el recibidor, muy cerca de la ventana francesa, se escuchaban hasta la cocina, incluso más que la propia música que emitían. Tía Agatha gritaba entonces que debía deslizarlas lentamente con los dedos y sostenerlas, entonces detenía mis intentos por tocar y me quedaba con la mirada perdida viendo hacia la ventana. Mientras el aire tibio atravesaba las cortinas de seda verde menta, el olor de las fragancias que usaba se intensificaban cuando salía de la cocina y se dirigía a la sala. Se sentaba junto a una enorme charola de plata llena de grecas y servía su té en una preciosa taza de talavera, cruzaba los tobillos y antes de colocar una servilleta sobre su regazo ponía el metrónomo. El tic tac retumbaba en mi cabeza y entonces, me giraba en el banco y colocaba las manos sobre las teclas. Tía Agatha bebía su té dejando una mancha casi imborrable de su perfumado labial en la orilla. Habría sido una gran concertista si s

Primer amor.

Irina estaba sentada por última vez cerca de la fuente del tritón, la suave brisa que el aire traía consigo y la cálida resolana calmaban su tristeza. Había pasado un año desde que ella y Joshep se besaron por primera vez. El recuerdo permanecía más vivo que nunca, cada año la esperanza de que hubiese un error y él estuviera vivo la hacía regresar a cumplir su promesa. El reloj marcó las siete de la noche. Caminó con la esperanza de encontrar a Joshep perdido en alguna calle. Se detuvo varias veces antes de marcharse de San Miguel, no podía continuar viviendo ahí si cada calle, cada lugar le recordaban a él. Ella sabía que jamás llegaría a amar a alguien de la forma en que aún amaba a Joshep. Asi que regresó a casa de su tía a preparar sus maletas. -Creo que está todo listo Matt, las cajas que dejé en el recibidor tienen ropa que voy a donar al orfanato y esta es la maleta que llevaré. -Eso es todo, ¿estas completamente segura Irin

Primer amor.

La tarde del 11 de Marzo, Irina limpiaba la cafetera cuando un cliente pidió ansioso subiera el volumen del televisor. Ella palideció ante la noticia que había interrumpido la película. Diez explosiones simultaneas en cuatro trenes de la red métrica de Madrid llevado a cabo por terroristas sucedieron esta mañana entre las 7.30 y 7.40. Los primeros informes reportan cientos de muertos y un incontable número de heridos. Irina tomó de inmediato el teléfono y llamó a Joshep. Una grabación le contestó diciendo El número que está marcando está apagado o fuera de cobertura . Se repetía cada vez que lo llamaba. Le mandó un mensaje de texto y corrió a las computadoras a revisar su correo electrónico. La noticia de un bombazo en el tren de Madrid la dejó perpleja, su corazón palpitaba ante la idea de que Joshep fuera una de las víctimas. Revisó su correo y al no tener noticias de él decidió escribirle. Irina

Primer amor.

Irina Estaba feliz por irme a España, contaba los días y las horas para poder abordar el avión hasta que te conocí. Desde entonces los días se tornaron grises y sin sentido, ha sido una constante lucha interna. Más allá de la tristeza que embriaga mi ser, siento culpa, culpa por irme y dejarte sola todos estos meses, sé que el oscuro pasado que envuelve a mi familia y la casualidad complicó las cosas al principio, pero ahora que todo está claro te amo más que nunca. ¿Te das cuenta de que compartimos una historia aún antes de conocernos? A veces me pongo a pensar qué hubiera pasado si la historia se hubiera escrito de otra forma, si nunca hubiera abordado ese metro. No te habría conocido pero me he preguntado si en algún momento la casualidad nos hubiera reunido de toda forma. Desconozco si fue el destino el que nos cruzó aquella noche, ¿recuerdas lo que hablamos esa tarde en el lago? Como sea no puedo estar más agradecido por traerte a mi vida. Nunca

Primer amor.

Joshep colocó la bolsa en el suelo y sacó un periódico de ella, se lo dio a Irina. No le sorprendía que su fotografía también estuviera en los periódicos, tomó una bocanada de aire antes de hablar. -Estuve pensando, regresaré contigo a San Miguel y enfrentaré a mí padre. -Yo estaré contigo. -No, necesito hablar con él a solas. Joshep se pasó los dedos por el cabello. Le dio la espalda a Irina por un segundo, estaba pensando qué decir. -Tengo miedo de cómo pueda reaccionar. Irina lo miró a los ojos y se limitó a abrazarlo sin decir una palabra más. No estaba seguro aún de cómo iba a arreglar su situación estudiantil, tenía en puerta el intercambio, su carrera y por el otro la posibilidad de vivir con Irina, la mujer que amaba. Esa noche decidieron hacer una fogata cerca del lago. Jamie e Irina asaban malvaviscos mientras Enrique y Joshep aprovecharon para hablar. -Tío menudo problema en el que

Al final.

-Sé que te sientes culpable, no quiero retomar el tema del beso pero quiero que sepas que fui yo quien provocó todo, tú no hiciste nada. -Bebí demasiado, el alcohol hace que las personas saquen sus deseos más obscuros. -¿Eso quiere decir que...? -Quería besarte, no puedo negar que me gusta pasar tiempo contigo, que siento que fue un error haberme casado tan joven, que me estoy enamorando de ti pero no puedo seguir con esto. -¿Por qué no? -Porque no tengo seguridad contigo, no te conozco. -¡Claro que me conoces! Te he dicho todo. -¿Qué haces los fines de semana cuando no nos vemos? -Salgo. -¿Con quién? Gabriel sonrió, se recargó en la pared. -No esperarás que me quede solo. -Me muero de celos y eso no esta bien, solo pienso en tí cuando amanece, eres el primer pensamiento que tengo y tengo miedo de que Dorian se de cuenta de ello. -Habla con él, dile que ya no lo amas, déjalo, ven a vivir conmigo. -Las cosas no son tan fáciles. -¿Te preocupa la seguridad? y

El día siguiente.

Dorian corrió a la puerta tan pronto me escuchó llegar, no pude verlo a los ojos, sentí que la vergüenza terminaría por delatarme. Jamás había evadido su mirada, creo que en el fondo sabía que algo había pasado y no quiso enterarse de nada más. Me dejó marcharme a la habitación, me encerré en el baño un buen rato a llorar por lo que había pasado, me sentí tan culpable, quizás estaba exagerando pero nunca en la vida había imaginado que haría algo así. Me acosté y a la mañana siguiente desperté más temprano de lo habitual, no quería hablar con Dorian, simplemente me marché. Deambulé por las calles hasta que dieron las 9. No suelo fingir que las cosas estan bien si algo pasó, Gabriel por su parte ni siquiera volteó a verme cuando llegué  a la oficina. Entré varias veces al Skype para ver si se dignaba a escribirme pero eso tampoco pasó, estaba convencida de que todo había sido un juego para él, había logrado lo que quería. Me recargué en el respaldo de la silla y me giré dando