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Mostrando entradas de 2023

Una simple reunión.

  Clara Lyme se arregló meticulosamente esa noche de viernes, eligiendo cuidadosamente su atuendo y aplicando su maquillaje con precisión. Había sido invitada a una fiesta en el centro de Seattle, y aunque no conocía a muchos de los invitados, esperaba divertirse. Mientras se dirigía hacia la fiesta, Clara notó a un joven apuesto parado en la esquina, admirando el horizonte de la ciudad.  Los ojos de ambos se encontraron durante un momento antes de que Clara siguiera su camino hacia la fiesta. Horas después, cuando la monotonía se apoderó de la reunión ella salió de a la terraza para tomar un poco de aire y  disfrutar de la vista de la ciudad.  De repente, escuchó una voz detrás de ella. Era Paul Kent, quien se había unido a la fiesta poco después de que Clara llegara. Comenzaron a hablar, compartiendo historias y risas mientras se conocían mejor. Clara encontró a Paul fascinante, con su sentido del humor y su inteligencia. Pero también descubrió que compartían muchas cosas en comú

La última noche

Clare y Logan se amaban profundamente y planeaban pasar el resto de sus vidas juntos. Sin embargo, una serie de eventos inesperados los separaron, ahora se encontraban en una situación en la que la única opción que les quedaba era olvidarse.  Ambos sabían que era inevitable, pero aun así, no podían evitar sentirse tristes y desesperados. La última noche que pasaron juntos fue una mezcla de dolor y amor. Sabían que este era el final, pero querían que fuera especial. Decidieron pasar la noche en la playa, uno de los lugares favoritos de Clare. La playa estaba vacía y el sonido de las olas era lo único que se escuchaba. Se sentaron en la arena y se abrazaron, tratando de aferrarse a ese momento. Clare estaba llorando, mientras Logan la sostenía con fuerza. Él sabía que tenía que ser fuerte por ambos, pero era difícil. Se miraron a los ojos y ese momento pareció una eternidad. -No quiero perderte, pero sé que tengo que dejarte ir  Él asintió, incapaz de decir nada. Finalmente, se quedaron

Punto 3

 3.- Si hay algo de lo que me arrepienta sin duda es de no haber estrechado un lazo afectivo con alguien. Debo admitir que toda mi vida he sido una persona cerrada, fría. Bromeo diciendo que crecí entre los lobos y es que la soledad a la que estaba expuesta hizo que no supiera cómo comportarme con las personas. Lamento mucho no haber sido una buena persona, si lo hubiera sido tendría con quién hablar en estos momentos, tengo tantas cosas que decir y nadie que quiera escucharlas.  Todos en la oficina me olvidarán al cabo de unos días, si tengo suertes tal vez haya alguien que se pregunte en dónde está la mujer que solía sentarse en ese escritorio. Aquella mujer sola y sin amigos, esa a la que nadie le preguntó su nombre. Tal vez nos encontremos alguna vez en la calle, tal ves me salude o solo me mire con indiferencia preguntándose en dónde me ha visto. Que triste mi vida, que lamentable mi historia. Ojalá pudiera retroceder el tiempo, situarme de nuevo al pie de la oficina, sonreír y pr

La lista de arrepentimientos.

 Extraño día para cumplir 40 años, estoy suspendida en el limbo. Es decir, si nací el 29 de febrero y cumplo un año cada 4 años, ¿de verdad cumplo 40? De todas las cosas de las que podría arrepentirme en mi vida esta sería una de ellas, me hubiese gustado haber nacido un en Marzo, mi nacimiento hubiera anunciado la llegada de la primavera, pero esas cosas no se pueden cambiar, tal vez el resto de mis arrepentimientos sí. Así que mientras estoy sentada en una de las bancas que están a las afueras del metro, viendo como la gente entra y sale sin importar la hora, pienso en si será buena idea volver a la oficina para implorar que me devuelvan mi trabajo o no. Sé que cometí muchos errores, no sería humano si no los cometiera, nadie es perfecto pero en especial yo creo que he cambiado el rumbo de mi vida para mal. ¿Pero por dónde empezar?  1.- ¿Qué hubiera pasado si en lugar de seguir a mis amigos hubiera escogido la especialidad de arte y filosofía en la preparatoria? Recuerdo perfectament

¿En dónde está Sandra?

Era una calurosa noche de verano, la puerta del patio trasero estaba abierta. Llamó la atención de Sofí el estridente ruido que emitía cada vez que el aire soplaba haciendo que chocara una y otra vez. Las hojas revoloteaban por el jardín y de pronto vio una sombra entre los muebles del jardín. Sofí se escondió, su corazón palpitó nervioso, atisbó discreta por entre el espacio que se formaba entre la cortina y el vidrio si aquella sombra era producto de su imaginación o si en verdad rondaba por el patio trasero de la casa. Escuchó un par de que quejidos y una ráfaga de aire hizo que la lámpara que estaba sobre la puerta tambaleara, entonces vio que se trataba de Sandra. Sofí estaba petrificada, la pequeña niña salió de la casa y caminó hasta la esquina, tenía 5 años cuando desapareció en medio de la noche. 20 años más tarde. La vida de Sofí había sido difícil, superar el trauma por la pérdida de su prima no había sido cosa fácil, en especial porque se culpaba constantemente por no haber

Un día cualquiera.

 Estábamos entrando al último día de Enero, el día parecía igual a cualquier otro y yo estaba en la cocina preparando el desayuno. Debí sospechar que las cosas no irían bien cuando el hombre del gas tocó a la puerta antes de las 7.  Corrí a encerrar a los perros y después lo atendí, perdí cerca de media hora mientras llenaba la cochina, estaba sola en la casa y un tanto estresada. Mi esposo había ido a dejar a las niñas a la escuela. Llegó hambriento y harto del tráfico, desayunamos y tras lavar los trastes me di un buen baño. Estaba decidida a pasar un gran día en la cocina preparando mis deliciosos postres. Pasé parte de la mañana buscando un rodillo de silicona que había perdido y no recordaba en dónde o cuando lo había visto por última vez. Cuando eran poco más de las 12 recibí una llamada que me sacó por completo de concentración. Poca atención puse a la llamada sin embargo mi interés cambió cuando la maestra de uno de mis hijas me informó que ésta había sufrido un accidente. Salí

Despedida.

 Queria amiga:  He llegado al punto del no retorno. Acepto que cometí muchos errores, tu hiciste lo mismo. Nuestra amistad se basó siempre en la competencia y en la falta de honestidad por parte de ambas. Durante muchos años me aferré a la idea de que contaba contigo en las buenas y en las malas pero algo me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que al menos tu, no pensabas lo mismo. Yo no era tu amiga y nunca lo fui, lo sé porque al primer cambio me desechaste de tu vida, siempre te busqué con la esperanza de que la distancia no hubiera mermado nuestra amistad, fingía que no me importaban las exclusiones, que no me dolía el desinterés y ahí estaba para ti, traicioné mis principios, mis decisiones, sacrifiqué mi tiempo, mi espacio por alguien que no valoraba lo que hacía. Viví inmersa en una fantasía, creí que nuestra amistad era real, que nos teníamos confianza, que podía ausentarme de tu vida y volver sin que hubiera problemas,  nada más alejado de la realidad.  Lamento que no hayamo

La última vez.

 Reinventarse, salir corriendo dejando todo atrás. Ser alguien diferente, reír sin preocupaciones, pararse a la orilla del mar con la cara en alto y sentir la brisa fresca sobre mi cara, escuchar las olas chocando entre sí, vivir. ¿Quién era en ese momento?, ¿qué quería?, ¿hacia dónde me dirigían cada una de las decisiones que estaba tomando?  No era nadie, solo un cuerpo en el espacio, un nombre que pagaba impuestos puntualmente cada mes. Estaba harta de la monotonía, de escuchar el despertador sonar cada mañana a la misma hora, girarme sobre la cama y abrir los ojos brevemente mientras pensaba cuándo acabaría ese tormento. Pensé mil veces en él antes de llamarlo, su línea había sido desconectada, no había forma de contactarlo y entonces recordé que tenía el número de su casa anotado en una vieja libreta en casa de mis padres. Miré el reloj, eran las 10 de la noche, si llamaba a mamá haría mil preguntas y no tenía el humor de responderlas.  Me recosté nuevamente sobre la cama siguiend

Mi otra vida.

 Sentada frente al ordenador pensaba en lo que escribiría para la siguiente edición de la revista. Me consumía la idea de que mis lectores no sintieran la misma emoción que sintieron con mi artículo anterior pero ahora, simplemente no podía concentrarme, estaba absorta con una idea que giraba en mi cabeza, que me consumía. Necesitaba hablar con Alfonso pero no sabía en dónde se encontraba, quizás mi primo sabría algo de él, tenía miedo de preguntarle porque sabía cuál sería su respuesta. Las desapariciones de mujeres embarazadas eran cada vez más frecuentes, todas seguían un patrón, los periódicos evitaban hablar al respecto pero a diario escuchaba en los grupos de Facebook que buscaban a alguien. Ben odiaba la idea de que yo me dedicara al periodismo pero tampoco le fascinaba que trabajara con Gabriel. Eran cerca de las 10 de la noche cuando Ben entró a mi oficina, me sorprendió verlo, jaló la silla que estaba frente a mí y se acomodó, cruzó la pierna, jaló su abrigo y entrelazó sus d