Cuando Jonathan regresó, Sky estaba completamente dormida.Colocó una cobija sobre ella y se recostó a su lado. Observó las estrellas un par de minutos y tomó su mano intentando no despertarla. Cerró los ojos deseando que ese instante no terminara nunca. ¿Cómo podía amarla de esa manera si eran tan diferentes? se preguntó mil veces hasta quedarse dormido. Cobijados bajo un infinito lienzo de estrellas, rodeados por cientos de árboles que mecían sus hojas armónicamente con el cálido aire que soplaba, se amaron en secreto. Sky abrió los ojos, volteó a ver a Jonathan, lo admiró y por un momento permitió que la culpa de estar ahí la invadiera pero a final de cuentas no podía negar que lo quería. Una estrella fugaz atravesó el firmamento.Le parecieron absurdas las coincidencias, sonrió y se aferró a su único deseo, dejar de sentir.
Autora de libros de romance