Clara Lyme se arregló meticulosamente esa noche de viernes, eligiendo cuidadosamente su atuendo y aplicando su maquillaje con precisión. Había sido invitada a una fiesta en el centro de Seattle, y aunque no conocía a muchos de los invitados, esperaba divertirse.
Mientras se dirigía hacia la fiesta, Clara notó a un joven apuesto parado en la esquina, admirando el horizonte de la ciudad.
Los ojos de ambos se encontraron durante un momento antes de que Clara siguiera su camino hacia la fiesta.
Horas después, cuando la monotonía se apoderó de la reunión ella salió de a la terraza para tomar un poco de aire y disfrutar de la vista de la ciudad.
De repente, escuchó una voz detrás de ella. Era Paul Kent, quien se había unido a la fiesta poco después de que Clara llegara.
Comenzaron a hablar, compartiendo historias y risas mientras se conocían mejor. Clara encontró a Paul fascinante, con su sentido del humor y su inteligencia. Pero también descubrió que compartían muchas cosas en común, como su amor por la música y la naturaleza.
El sonido de la música era ensordecedor y mientras ambos seguían charlando en la terraza, se hizo evidente que la noche había llegado a su fin.
Paul le propuso a Clara caminar juntos por la ciudad, y ella aceptó de buena gana. Finalmente, llegaron a un parque donde se detuvieron a descansar en un banco.
-Eres increíblemente atractiva pero no es eso lo que llamó mi atención, eres muy creativa y divertida, me gusta hablar contigo. No había conocido a alguien así desde que llegué aquí.
Clara sonrió tímidamente, pero sus ojos brillaban de emoción.
-¡Wow, Paul, eso es muy amable de tu parte! Me alegra que te haya gustado hablar conmigo. Yo también disfruto pasar tiempo contigo.
-Realmente siento que tenemos una conexión especial. Me encanta tu forma de pensar, tu energía positiva y ...
-¡Bueno, tienes que admitir que a veces mi sentido del humor es un poco extraño! Pero me alegra que te guste.
-Es exactamente eso lo que me encanta de ti, Clara. Eres única y auténtica, y eso es refrescante en este mundo lleno de gente que intenta encajar.
Paul tomó la mano de Clara.
-Me gustaría conocerte mejor. ¿Te gustaría salir conmigo a cenar la próxima semana?
-Sería genial pasar más tiempo contigo y conocer más sobre ti.
-De acuerdo, dime a dónde paso por ti.
-¿Te parece si nos vemos en la cafetería de la esquina?
-¿Cuál esquina?
-Esa -dijo señalando con el dedo el lugar.
-Bien, a qué hora.
-A las 7.
Paul sonrió efusivo, ambos se pusieron en pie y se dirigieron a la casa de Clara.
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