I
Johnathan, el joven más prominente de la universidad la observaba siempre que la encontraba en la cafetería. Ella le sonreía y seguía trabajando.
Eran dos polos opuestos, nunca se hablaron. Ella lo conocía porque leyó un artículo en el periódico de la escuela mientras esperaba a su amiga, Clare.
Ema logró titularse en administración pero realmente no era su pasión. Prefería pintar. Intentó conseguir trabajo y al no tener suficiente experiencia se frustró. El dinero se acababa así que tuvo que aceptar un trabajo de meses de un bar.
La paga era buena sin embargo lidiaba con piropos, abusos y malos tratos.
Una de la noches sirvió una mesa llena de hombres. Parecía una despedida de soltero y ahí lo vio nuevamente. No pudo contener su deseo de preguntarle si lo conocía.
Johnathan sonrió, solo afirmo con un brusco movimiento de la cabeza sin responderle nada más.
Ema regresó a la barra a hacer el pedido de la mesa. Un tanto molesta por la arrogancia de Johnathan.
-¿Qué te pasa Em?- preguntó el bar tender.
Ella cruzó los brazos y se recargó en la barra.
-Ese tipo siempre ha sido un arrogante. Pensé que había cambiado. "Miren soy el más listo de la universidad"
-¿Lo era?
-Sí. Nunca hablamos. Varias veces vi que me observaba en la cafetería. Le sonreía y él fingía desinterés. ¡bah! es un arrogante.
-No soy lo que dices.
Volteó pálida al escucharlo atras de ella. Él se ajustó los lentes y sonrió mostrando una perfecta curvatura de sus labios.
-Lo lamento yo...
-Se perfectamente lo que piensas. Intentaré sonreír y hablar más, lo prometo. ¿Te puedo invitar algo de tomar?
-Estoy trabajando. Además no tienes idea de quien soy.
-Ema Kotler. Estudiaste administración ¿cierto? ¿Por qué trabajas de mesera?
-Es una larga historia.
-Tengo mucho tiempo.
-Pero yo no. Tengo que atender a tu mesa.
-Mi mesa- volteó a ver a sus amigos. -Sírveles dos tragos más y podrás olvidarte de ellos. Están muy bebidos.
-¿Tu no bebes?
-Centro mis intereses en otras cosas.
-¿En qué?
-En leer, siempre hay algo nuevo que aprender y en las coincidencias de la vida...
-Oye, salgo a las 12, si aún quieres invitarme ese trago...
Johnatan sonrió.
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