Nina se acercó a la recamara y se paró frente a la entrada.
—Alexander y yo no podemos quedarnos más tiempo del programado, tenemos otros compromisos.
—¡ No puedes desairarnos de ese modo! Es el gran momento de tu hermana, tienes que estar presente.
—Lo siento pero ustedes cambiaron los planes sin avisarnos.
—¿ Eso quiere decir que no te quedarás? —preguntó ofendida.
—Tu madre tiene razón, —interrumpió Alexander acercándose a ella para abrazarla—. Yo no tengo inconveniente en que nos quedemos, un día no hará la diferencia.
Nina sonrió y volteó a ver a su madre resignada.
—¡ Perfecto! entonces los esperamos esta noche a las nueve en el Wilhelminenberg. A propósito, no necesito recordarte hija el código de vestimenta para el evento de mañana.
—Desde luego que no.
—Vendrán amigos de Douglas y otros funcionarios importantes —dijo dirigiéndose a él mientras caminaba hacia la salida—. ¿Ya hablaste con Hayden?
—Ya.
—Jeremy era el novio de Nina, claro que eso ya debes saberlo. No te molestes, lo suyo fue hace tanto tiempo.
—Debes disculpar a mi madre —dijo sonrojada—a veces es sumamente indiscreta e imprudente.
—¿ No se lo habías dicho? Nina la miró incómoda, se alejó de Alexander y la tomó de la mano para sacarla de la suite. —Será mejor que te vayas mamá, ya nos has importunado demasiado.
—¡ No era mi intención! Los veré más tarde.
—¡ Desde luego! Encantado de conocerla señora.
—El placer fue mío Alexander.
Nina cerró la puerta y se recargó en ella, se llevó la mano a la frente.
—Lamento sus comentarios, cuando se lo propone puede ser tan irritante y fastidiosa.
—¿ Por qué no vamos a la ciudad a dar una vuelta? Sirve que te despejas un poco, Tyler nos invitó a tomar un café.
—Hablando de él, estaba pensando que no me siento cómoda mintiéndole respecto a nosotros.
—Es mejor que no lo sepa, podría meternos en problemas.
Nina lo miró pensativa, él tenía razón, si se lo decía empezaría con los interrogatorios.
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