Ella lo miró llena de angustia, desesperación y cólera.
-¿Cómo se llama?
Él correspondió su mirada, la tomó de los hombros y le dijo.
-¡No hay nadie más!
-¿Entonces por qué no tienes tiempo para mí?
La soltó y puso sus puños sobre la cama, ahogó su culpa de esa forma. Volteó y la abrazó. Le dio un fraternal beso en la frente y prosiguió.
-De ahora en adelante lo tendré. Tienes toda la razón, discúlpame.
Su promesa de amor no era más que una mentira. "Ella" se llamaba Celia, la había conocido hace algunos meses en una conferencia. Desde entonces una profunda amistad había surgido entre ellos, pasaban demasiado tiempo juntos. Finalmente llegó el día en el que se miraron de otra forma.
A Celia no le había importado el hecho de que Gerardo fuera casado.
Cuando salía de trabajar se inventaba mil excusas para no llegar a cenar. Pilar lo esperaba con la cena caliente sobre la mesa hasta que se enfriaba.
Poco a poco el amor que ella sentía por él murió.
Una fría tarde de otoño. Ella tomó sus cosas, le escribió una carta que dejó sobre la mesa y se marchó.
"No te odio, tampoco eres mi persona favorita. Aún te aprecio porque amor...ya no se lo que es eso.
Creí en tus mentiras ¡Cómo pudiste mirarme a los ojos y negarme la verdad!
Me reprocho a mi misma lo estúpida que fui por creer en una persona que cambió el día que nos casamos.
Te daría las gracias por estos años pero ¿Acaso los muebles te agradecen el uso?
¡Me voy Gerardo! En el interior espero que valores lo mucho que te amé, los buenos ratos y el tiempo que desperdicie dándote caricias que no sentías.
¡No me busques! ni siquiera te atrevas a pedirme perdón. Ya no tiene caso.
Adios y buena suerte. Espero que nadie nunca te rompa el corazón.
Pilar."
Holaa! Quiero saber si este relato es un libro
ResponderEliminarHola Ana, no es un libro. Son pequeños relatos, algunos de ellos formarán parte de libros posteriormente, otros solo quedaran como historias cortas.
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