15 de noviembre.
¿En dónde quedan los sueños cuando los adultos crecen? ¿por qué se pasan la vida lamentándose las cosas que no hicieron? ¿por qué se pierden las ganas de ser, de ir, de estar?
Mientras escribía mis más profundos pensamientos en mi diario me acerqué a la ventana, pasaban de las 8, lo sé porque recuerdo haber escuchado las campanas de la parroquia llamando a misa.
Hacía mucho aire y de pronto me pareció ver a dos personas escabullirse por el jardín entre los arbustos, eran Karen e Iván.
Ese chico tenía toda la pinta de ser un don Juan, sonreía de una manera que hipnotizaba a cualquiera que lo viera de frente, conmigo eso no era necesario, ya me había ilusionado con él cada vez que lo encontraba en el autobús aunque él nunca volteaba a verme, creo que ni siquiera sabía que éramos vecinos.
Recuerdo la primera vez que lo vi, fue una sensación indescriptible, él era tan atractivo, estaba en 5to grado de preparatoria, yo tenía como 12 años.
A esa edad la mayoría de mis amigas se habían desarrollado, eran altas, delgadas y usaban maquillaje, yo en cambio era gorda, fea y sin chiste, era medio tonta, vivía en ese mundo lleno de fantasías, imaginando, soñando que él, el príncipe azul se enamoraría de mí sólo por mi buen corazón.
Bastante ingenuo de mi parte.
Cuando salí de la primaria y me cambiaron de escuela dejé de verlo, ni siquiera pensaba en él. Fue hasta la secundaría cuando iba a cumplir los 15 que su nombre volvió a figurar en mi vida cuando Karen empezó a salir con él.
La hermosa y atractiva de mi prima, tenía que ser ella justamente la que acaparara la atención de todos en el vecindario. La odiaba, tenía todo, era alta, delgada, hermosa.
Claro que Ivan no iba a ser la excepción, también estaba enamorado de ella.
Aquella noche en que lo ví corriendo por el jardín llevaba una chamarra de piel y el cabello un poco largo, un pendiente en el oído izquierdo, me recordó a un modelo de revista por el corte de su cara, con las mandíbulas marcadas y sus rasgos masculinos. Era un típico estereotipo de los 90's pero aún con eso imaginaba que era a mi a quien iba a visitar cada sábado en la noche, de quien estaba enamorado.
Cuánta envidia me daba Karen, viéndola bien no era tan bonita, era más bien pretensiosa y voluble, estoy segura que bien pudo salir con otro pero justamente lo escogió a él para molestarme.
Pasé tanto tiempo frente a la ventana idealizando un futuro que no me percaté que él volteó y me miró, sonrió y lanzó un beso al aire.
Cerré la ventana sonrojada, ¡qué diablos le pasa! burlarse de mi de esa forma, si ella lo hubiera visto seguro me metía en un problema.
Estaba tan enfadada, sentí como si hubiera violado mi privacidad aunque en realidad, era yo quien los espiaba.
¿Me lanzó un beso? al menos sabe que existo.
¿En dónde quedan los sueños cuando los adultos crecen? ¿por qué se pasan la vida lamentándose las cosas que no hicieron? ¿por qué se pierden las ganas de ser, de ir, de estar?
Mientras escribía mis más profundos pensamientos en mi diario me acerqué a la ventana, pasaban de las 8, lo sé porque recuerdo haber escuchado las campanas de la parroquia llamando a misa.
Hacía mucho aire y de pronto me pareció ver a dos personas escabullirse por el jardín entre los arbustos, eran Karen e Iván.
Ese chico tenía toda la pinta de ser un don Juan, sonreía de una manera que hipnotizaba a cualquiera que lo viera de frente, conmigo eso no era necesario, ya me había ilusionado con él cada vez que lo encontraba en el autobús aunque él nunca volteaba a verme, creo que ni siquiera sabía que éramos vecinos.
Recuerdo la primera vez que lo vi, fue una sensación indescriptible, él era tan atractivo, estaba en 5to grado de preparatoria, yo tenía como 12 años.
A esa edad la mayoría de mis amigas se habían desarrollado, eran altas, delgadas y usaban maquillaje, yo en cambio era gorda, fea y sin chiste, era medio tonta, vivía en ese mundo lleno de fantasías, imaginando, soñando que él, el príncipe azul se enamoraría de mí sólo por mi buen corazón.
Bastante ingenuo de mi parte.
Cuando salí de la primaria y me cambiaron de escuela dejé de verlo, ni siquiera pensaba en él. Fue hasta la secundaría cuando iba a cumplir los 15 que su nombre volvió a figurar en mi vida cuando Karen empezó a salir con él.
La hermosa y atractiva de mi prima, tenía que ser ella justamente la que acaparara la atención de todos en el vecindario. La odiaba, tenía todo, era alta, delgada, hermosa.
Claro que Ivan no iba a ser la excepción, también estaba enamorado de ella.
Aquella noche en que lo ví corriendo por el jardín llevaba una chamarra de piel y el cabello un poco largo, un pendiente en el oído izquierdo, me recordó a un modelo de revista por el corte de su cara, con las mandíbulas marcadas y sus rasgos masculinos. Era un típico estereotipo de los 90's pero aún con eso imaginaba que era a mi a quien iba a visitar cada sábado en la noche, de quien estaba enamorado.
Cuánta envidia me daba Karen, viéndola bien no era tan bonita, era más bien pretensiosa y voluble, estoy segura que bien pudo salir con otro pero justamente lo escogió a él para molestarme.
Pasé tanto tiempo frente a la ventana idealizando un futuro que no me percaté que él volteó y me miró, sonrió y lanzó un beso al aire.
Cerré la ventana sonrojada, ¡qué diablos le pasa! burlarse de mi de esa forma, si ella lo hubiera visto seguro me metía en un problema.
Estaba tan enfadada, sentí como si hubiera violado mi privacidad aunque en realidad, era yo quien los espiaba.
¿Me lanzó un beso? al menos sabe que existo.
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