El vestíbulo del hotel parecía bañado en oro. El piso de porcelana con incrustaciones de jade era demasiado resbaloso para los zapatos altos que llevaba, tuvo que sujetarse de lo que en un principio creyó era un simple jarrón, sin embargo, se trataba de una esplendorosa pieza de cristal cortado repleto de flores. Quedó maravillada con el aroma que aquellas delicadas y blancas gardenias desprendían, inundando con su perfume el vestíbulo. Por un breve instante recordó a Joshep.
Leyó la última frase de la carta en repetidas ocasiones. Le mortificó la idea de pensar que él se había marchado para siempre. Scott tocó la puerta, entró cuando ella no respondió a su llamado. La miró fijamente sin decir una palabra. Supo que su amor no era correspondido. El recuerdo de aquel antiguo novio era más fuerte de lo que creyó.
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