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Ethan.

Cada vez que entraba a su oficina sin avisar lo encontraba leyendo un libro, él levantaba la mirada lleno de sorpresa por mi osadía y se quitaba los lentes que usaba exclusivamente para leer, hacía una mueca y se ponía en pie.
Se acercaba a mi como un perrito asustado con las manos en los bolsillos de su pantalón esperando mi reacción, le ponía el seguro a la puerta y después de que lo hacía  yo me prendía de su cuello para luego darle un apasionado beso en los labios mientras él me sujetaba con vigor por la cintura.
No era un capricho como en su momento llegó a creerlo Eddy, mi mejor amigo, realmente estaba enamorada de él, nunca nadie me había tratado de la forma en que él lo hacía.

Ethan se había divorciado hacía poco más de 8 años, su hija tenía 2 cuando eso pasó, ella y su ex esposa se quedaron en Canadá, a la niña, Sophie, la veía en verano y algunas veces en navidad, con su ex esposa tenía una relación cordial aunque no eran amigos. Ella lo había engañado con su jefe, para cuando él se dio cuenta ya era muy tarde, ella estaba embarazada y planeaba dejarlo.

-Quiero ver las cascadas -le dije una de las tantas tardes en que entré a su oficina mientras observaba detenidamente una de sus fotografías.

-No se si sea buena idea, alguien podría vernos.

-¿Y te parece buena idea permanecer horas encerrados en tu oficina? -dije con sarcasmo.

Él sonrió sonrojado, sabía que tenía razón, ambos la teníamos. Yo no podía arriesgarme a que alguien me viera de la mano de Ethan y le dijera a Dominic; él era muy celoso y perdía con facilidad los estribos, sin embargo ayudaba el hecho de que no estuviera ni remotamente cerca de mi. Por otro lado estaba mi padre, a quien la idea no le hubiera hecho mucha gracia, no sólo por la diferencia de edades sino por el hecho de que estuviera siguiendo sus pasos.

-Tienes razón, supongo que deberíamos vernos con menos frecuencia.

-¡No! -dije con languidez y me recargué en la pared.

Él volvió a sonreír, esta vez con determinación y se acercó a mi, acarició con delicadeza mi mentón y besó mis labios.

-No podría hacerlo -susurró.

Deslizó sus manos por mi cintura hasta llegar a mis caderas y después enredó mis piernas en su cuerpo. Ni siquiera tenía que quitarme la ropa para llevarme al éxtasis.

Por las noches Dominic llamaba, nunca a la misma hora y no por el mismo medio,  no quería seguir un patrón que me generara una rutina.  Algunas veces llamaba más de 3 veces durante la noche, la última por video llamada o Skype y colgaba hasta que se cercioraba me había quedado dormida.
Estoy segura que si hubiera podido ponerme un chip rastreador lo hubiera hecho, era tan posesivo, me agobiaba.

-¿Cómo te fue en tu asesoría?

-Bien, tengo mucho que leer.

-¡Leer! que va, dile a tu padre que te consiga otro asesor. Ese tipo no tiene vida, imagino que debe ser un gordo aburrido, calvo, de lentes con fondos de botella y mal aliento.

Ethan no era nada de eso, era increíblemente atractivo y tenía un cuerpo exquisito.

-Quiero hacer esto, probar que no soy una estúpida como todos creen.

-Le das mucha importancia a las opiniones de los pobres diablos de tu generación. Deberías dejar eso y volver, de cualquier forma cuando nos casemos no vas a ejercer.

-Ya habíamos hablado de eso...

-Y no voy a discutirlo contigo nuevamente.

-¿Ni siquiera vas a respetar mi decisión?

-Tarde o temprano te darás cuenta que tengo razón.

Hice una mueca y puse los ojos en blanco sin querer, eso le molestaba tanto que la última vez que lo hice se le ocurrió "castigarme".

-¿Qué fue eso?

-¿Mmm, a qué te refieres? -dije volteado en ambas direcciones, tal vez mi padre había entrado sin avisar a mi habitación o Lú, la mucama.

-¡No te hagas la tonta! sabes perfectamente a lo que me refiero.

-¡Dom basta! no tengo idea de lo que hablas. Será mejor que me vaya a dormir, mañana tengo asesoría y mi padre quiere que acompañe a Nicole a ver lo de su vestido por la tarde.

-¡No ve vas a colgar! -demandó.

-Adios.

Dije y cerré la computadora, estaba harta de escuchar sus tonterías.  Sabía que eso traería repercusiones pero él estaba muy lejos en ese momento como para preocuparme, después lo contentaría enviándole un poco de sexting pero ahora no tenía ganas de verlo.

Me recosté en la cama abrazando mi almohada y mi celular empezó a vibrar, Dominic querría gritarme y después colgarme, lo apagué, seguramente eso lo pondría aún más furioso.
Me puse en pie y salí de la casa, desde que se había comprometido mi padre casi no estaba y eso era algo que no le había dicho a Dominic.
Tenía que hablar con Ethan, abrazarlo, amarlo.

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