Jeffrey jamás sentía vergüenza o arrepentimiento por nada de lo que hacía. Su seguridad era quizás una de sus mejores virtudes. Con el tiempo entendería que vivía su vida al limite y había una razón.
-Bien, entonces esperaré aquí a que termine tu concierto, después vendrás conmigo.
No pude evitar sonrojarme, en realidad quería irme con él, seguir fingiendo que me molestaba su insistencia y sus apariciones pero estaba Craig, le había hecho una promesa. ¿Qué clase de mujer sería si la rompía?
Aquella noche entró al Cartagena, atravesó el empedrado pasillo con amplias paredes rojas y recorrió al menos 3 de los 4 salones del lugar antes de finalmente llegar al rouge.
Bajo las luces de neon verdes y amarillas atravesó el humo del escenario y se acercó a la barra bajando lentamente las escaleras.
Saludó al hombre que servía los tragos y recargó los brazos sobre la barra mientras este le servía su bebida, le sonrió a una bella mujer que fingió tropezar con él.
Jeffrey era todo un don Juan, acomodó su negra cabellera echándola para atrás en un solo movimiento y bebió hasta el fondo el trago que había pedido.
Su sonrisa era candorosa, nada que ver con su personalidad rebelde. Miraba siempre provocativo sabiendo lo irresistible que era.
Me acerqué a la barra en busca de un par de botellas de agua, Chaz tenía sed y el concierto estaba a punto de empezar.
Ignoré por completo su presencia hasta que sentí el peso de su mirada sobre mi.
-Entonces no vas a beber nada -preguntó como si se burlara de mi.
-No -respondí indiferente-, y tu tampoco deberías hacerlo -añadí molesta.
-Que aburrida eres.
-Por fortuna para ti no venimos juntos -dije y me marché.
-Anna.
Dijo sosteniendo mi brazo, su mirada me hizo estremecer.
Bajo las luces de neon verdes y amarillas atravesó el humo del escenario y se acercó a la barra bajando lentamente las escaleras.
Saludó al hombre que servía los tragos y recargó los brazos sobre la barra mientras este le servía su bebida, le sonrió a una bella mujer que fingió tropezar con él.
Jeffrey era todo un don Juan, acomodó su negra cabellera echándola para atrás en un solo movimiento y bebió hasta el fondo el trago que había pedido.
Su sonrisa era candorosa, nada que ver con su personalidad rebelde. Miraba siempre provocativo sabiendo lo irresistible que era.
Me acerqué a la barra en busca de un par de botellas de agua, Chaz tenía sed y el concierto estaba a punto de empezar.
Ignoré por completo su presencia hasta que sentí el peso de su mirada sobre mi.
-Entonces no vas a beber nada -preguntó como si se burlara de mi.
-No -respondí indiferente-, y tu tampoco deberías hacerlo -añadí molesta.
-Que aburrida eres.
-Por fortuna para ti no venimos juntos -dije y me marché.
-Anna.
Dijo sosteniendo mi brazo, su mirada me hizo estremecer.
-Ven conmigo, vamos a otro lugar.
-Chaz me esta esperando, tengo que volver con ella.
-Estará bien sin ti.
-Chaz me esta esperando, tengo que volver con ella.
-Estará bien sin ti.
-¿Qué es lo que quieres Jeffrey?
-Quiero irme de aqui, contigo.
-Creí que Craig era tu amigo.
-Lo es pero él no esta aquí ni tu le perteneces.
-Tal vez solo no quiero irme contigo.
-¿Lo quieres?
Lo quería pero cuando Jeffrey estaba cerca de mi, me hacía sentir diferente, era como si me abriera la puerta a la libertad.
-No deberías preguntarme eso, sabes bien que sí y si él estuviera aquí no le gustaría que su mejor amigo estuviera coqueteándome.
-No te estoy coqueteando, el coqueteó es un intento tonto por llamar la atención de alguien, y yo ya tengo la tuya.
-Que arrogante eres.
-Tal vez, pero al menos soy honesto. La mayoría de los hombres no tienen el valor de adimtir las cosas como son, deberías sentirte afortunada.
-Tengo que irme.
-¿Por qué siempre huyes de mi?
-No estoy huyendo.
-Quiero irme de aqui, contigo.
-Creí que Craig era tu amigo.
-Lo es pero él no esta aquí ni tu le perteneces.
-Tal vez solo no quiero irme contigo.
-¿Lo quieres?
Lo quería pero cuando Jeffrey estaba cerca de mi, me hacía sentir diferente, era como si me abriera la puerta a la libertad.
-No deberías preguntarme eso, sabes bien que sí y si él estuviera aquí no le gustaría que su mejor amigo estuviera coqueteándome.
-No te estoy coqueteando, el coqueteó es un intento tonto por llamar la atención de alguien, y yo ya tengo la tuya.
-Que arrogante eres.
-Tal vez, pero al menos soy honesto. La mayoría de los hombres no tienen el valor de adimtir las cosas como son, deberías sentirte afortunada.
-Tengo que irme.
-¿Por qué siempre huyes de mi?
-No estoy huyendo.
-Bien, entonces esperaré aquí a que termine tu concierto, después vendrás conmigo.
No pude evitar sonrojarme, en realidad quería irme con él, seguir fingiendo que me molestaba su insistencia y sus apariciones pero estaba Craig, le había hecho una promesa. ¿Qué clase de mujer sería si la rompía?
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