Anthony conducía a toda velocidad su convertible en la autopista con la luz tenue luz del sol por encima de sus hombros y el árido paisaje que parecía interminable.Ni por un segundo dejó de pensar en Elizabeth y lo mucho que la amaba desde hacía tanto tiempo.
Pensó que su fallida declaración se debía a la diferencia de edades, también imaginó que ella seguramente lo veía como a un hermano por la amistad que los unía desde hacía varios años.
Necesitaba verla, hablar con ella.No entendía por qué se había marchado sin despedirse.
Dio un golpe sobre el volante y recargó su brazo a un costado.
Aquella niña de ojos verdes y cabello castaño no se parecía en nada a la mujer que apareció en su departamento y a la cual le hizo el amor con tal vehemencia.Esa mujer era sumamente atractiva, misteriosa pero con una sonrisa capaz de desarmarlo.
Tenía que deterla antes de que tomara el vuelo de regreso a Inglaterra y volviera a perderla.
Antes de tomar el avión Elizabeth cerró los ojos por un momento, titubeó, de verdad quería estar con Anthony pero creía que en cuanto le contara su pasado las cosas cambiarían por completo.
Ella guardaba tantos secretos que la carga comenzaba a desgastarle los hombros. No era la misma niña inocente que él conoció,ella se había convertido en una mujer que había vivido las experiencias más atroces luego de huir del internado.
Se arrepentía de sus decisiones pero nada podía hacer para cambiar el pasado.
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