Mientras Alexander preparaba el café Michelle se sentó en la sala, recargó los codos sobre sus rodillas y fijó la mirada en el piso.
Él parecía molesto, no hablaba, no la miraba, ni siquiera la saludó cuando entró al departamento. Estaba molesta de igual forma y entonces entendió todo, pensó que él estaba a punto de terminar con ella.
Su mente hiló un montón de respuestas ante los posibles argumentos que él diera. Así entonces giró la cabeza y vio una revista tirada en el suelo que llamó su atención y entonces entendió todo.
El encabezado rezaba "Salen a la luz más nombres" seguido por "empresas involucradas en desfalco millonario... varios nombres involucrados en severas investigaciones por lavado de dinero y fraude".
Alexander soltó la taza de café, ella se levantó de inmediato del sillón y lo observó conteniendo sus ganas de hablar. Lo único que deseaba era decirle que no creía nada de lo que decía la revista pero lo conocía, nada de lo que dijera lo sacaría de ese enojo que tenía, no con ella sino con la situación.
Él se quedó inmóvil y entonces empezó a hablar.
-¿Confías en mí?
-Totalmente -respondió sin pensar.
-Debo salir del país por tiempo indefinido.
-¿Pero eso no te inculpa?
-No esperaba que tu creyeras que soy culpable.
-No lo creo pero huir te hace en parte culpable, es mejor quedarte y afrontar lo que venga.
-Sí, supongo que tienes razón pero si lo hago me enviarán a prisión y estando ahí no podré defenderme.
-Conozco a un buen abogado que te ayudará.
-Yo también conozco a varios.
-¡Bien, haz lo que debas hacer!
-Necesito que vengas conmigo.
-Eso es imposible, no puedo renunciar a mi trabajo así como así. ¿Qué hay de mi departamento?, de todas mis cosas.
-Dijiste que confiabas en mí.
-Y lo hago, totalmente pero debes entender que hay ciertas cosas a las cuales no puedo renunciar como mi vida.
-Qué hay de tu vida a mi lado.
Ella guardó silencio, no había considerado que al marcharse lo perdería.
-Lamento que no entiendas mi postura.
-Igual yo.
Michelle tomó su bolsa y se dirigió a la puerta, lo amaba pero no podía dejar su vida por alguien que no le daba seguridad emocional. Es decir, ella no estaba completamente segura de que él fuera capaz de darlo todo por ella y eso le partía el alma.
Quizás estaba actuando mal, eso solo el tiempo lo diría. Salió del departamento pero antes de llegar a la esquina sintió la necesidad de volver y arriesgarlo todo.
Tocó la puerta desesperada esperando que él pudiera perdonarla, entonces él abrió y la observó ansioso.
-No pude irme y dejarte así nada más. Te amo y eso significa que estamos juntos en las buenas y en las malas, ¿cierto?
-Cierto.
-Me iré contigo a donde sea.
-¿Si esto sale mal?
-Lo resolveremos.
A la mañana siguiente cuando el sol salió tocaron a la puerta varias veces.
-¡Policía, abra!
Tras derrumbar la puerta, media docena de policías entraron al departamento, ambos habían desparecido probablemente en medio de la noche.
Alexander tuvo la seguridad de que tenía a la mujer perfecta a su lado y Michelle estaba segura de que haría todo por amor.
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