Sienna estaba parada en la entrada de la sala cuando escuchó los gritos de su madre. Su padre le ordenó a Lola llevarla de inmediato a su habitación. Ella no entendió lo que pasó en ese momento. Se recostó en la cama y Lola se mantuvo a su lado unos minutos hasta que se quedó dormida.
Cerca de las 5 de la mañana abrió los ojos cuando sintió una caricia en la mejilla.
-Eddy, qué haces aquí.
-Necesitaba hablar contigo.
-No puedes esperar a que amanezca, tengo mucho sueño.
-No tengo mucho tiempo.
-Mamá está preocupada por ti, deberías ir a su habitación antes de ir a dormir.
-Antes necesitaba hablar contigo.
-Ya lo dijiste pero no sé si pueda escucharte, los ojos se me cierran.
-Debo irme.
-A dónde.
-Lejos pero no quería hacerlo sin despedirme de ti.
-¿A dónde vas? Quiero ir contigo.
-No.
-Por qué.
-No puedo llevarte conmigo.
-¿Cuándo volverás?
-No lo haré.
-¡Qué!, entonces no puedes irte, no voy a permitirlo.
-No puedes evitar que lo haga.
-Claro que sí, te voy a agarrar tan fuerte que no te dejaré ir.
-Sien...nada impedirá que me vaya.
-Qué hay de mamá, de papá y de mí, no podemos estar sin ti. Todo se vuelve un caos cuando tu no estás.
-Mamá estará bien, por eso debes cuidarla y quererla más.
-Ella te quiere más a ti.
-No es verdad, tu eres la princesa.
Edward se puso en pie y caminó hasta la puerta.
-Eddy...no hablaba en serio cuando dije que quería ser hija única, no quiero vivir sin ti.
-Ya casi amanece.
-Quédate hasta que me duerma.
-Esta será la última vez.
Edward se recostó al lado de su hermana y ella se recargó en su pecho, cerró los ojos y sonrió.
-Qué voy a hacer cuando tenga miedo, quién va a ayudarme a dormir.
-Estarás bien sin mí.
-Deja de decir tonterías, nunca será mejor sin ti.
-Portate bien, ¿quieres?, mamá va a necesitar mucho de ti.
Sienna abrió los ojos aquella mañana y corrió a buscar a su hermano a su habitación pero antes de llegar Lola la tomó de la mano.
-Ven nena, te prepararé algo para desayunar.
-Antes necesito hablar con Eddy.
-¿No recuerdas lo que pasó anoche?
-La pesadilla que me hizo despertar, el grito de mamá. Debería hablar con ella y decirle que todo está bien, que Eddy está bien, es más ambos deberíamos ir a buscar a mamá.
-Por favor no tortures a tu madre con esas cosas. Necesito que te apresures. El chofer pasará por ti a las 12.
-¿A dónde iré?
-Por favor deja de jugar.
-Necesito hablar con mi hermano.
-Nena basta, Edward tuvo un accidente. Él y Christian iban por la carretera, algo pasó, perdieron el control y chocaron. El auto cayó por la barranca.
-No, Eddy está bien.
-No nena. Edward está...él está, está muerto, Christian detenido. Tus padres no necesitan que estés con esos juegos ridículos.
-Edward no está muerto, hablé con él, estuvo en mi habitación esta mañana. Por qué no me crees -reprochó-. Lo probaré.
-¿A dónde vas?
Sienna subió corriendo a la habitación de su hermano, le gritó varias veces, buscó en el baño, en el closet, abajo de la cama y furiosa volteó a ver a Lola.
-¡De qué se trata esto Lola!, ¿en dónde está su ropa?
-Creo que llamaré a tu madre.
-A dónde están sus cosas, no pudieron desaparecer de la noche a la mañana.
-Nena contrólate por favor.
-¡No hasta que me digas en dónde está Edward!, ¡Eddy!
Sienna gritó su nombre varias veces, bajó corriendo los escaleras y siguió gritando por toda la casa hasta que llegó al jardín, entonces vio un montón de flores blancas y a todos vestidos de negro.
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