Marc entró a la habitación Joana, la observó un par de minutos mientras dormía. Ella despertó al sentir que alguien se sentaba en su cama, él cubrió su boca y ella lo miró asustada, no esperaba que se atreviera a tanto.
Cuando se calmó retiró su mano y ella lentamente se incorporó.
-¿Qué haces aquí? -susurró.
-Necesitaba verte.
-Podrías haber esperado a que amaneciera.
-No, necesitaba hacerlo ahora mismo.
-Espera afuera, me cambiaré y hablaremos en el jardín.
-No pienso irme de tu habitación hasta que hablemos.
-Ya te prometí que lo haremos, ¿acaso no confías en mí?
-Ahora, alguien podría verme y entonces tendría que irme, sabes bien que no le agrado a nadie aquí.
-Está bien, te escucho.
-Quiero que te quites esa tonta idea de olvidarme.
-Qué...
-Quiero que vengas conmigo.
-No puedo hacerlo, le prometí a mi madre que me quedaría con ella y eso haré.
-Es que ella está equivocada, tiene un mal concepto respecto a mí y te lo ha metido en la cabeza.
-Eso no es verdad. ¿Crees que no me he dado cuenta yo misma de que lo que dice la gente respecto a ti es verdad?, ¿Tan tonta crees que soy como para dejarme manipular por lo que dice la gente?
-No pero.
-Entiende que lo nuestro es un absurdo, imposible.
-Es que yo te amo.
-Y de qué sirve el amor si se ha quebrantado una parte importante en nuestra relación, la confianza.
-Por favor dame una oportunidad.
-Ya te di bastantes y siempre pasa lo mismo.
-Te juro que no era yo, que tu madre se equivocó.
-Me dijiste su nombre.
-Estaba pensando en otra cosa.
-¡Basta!, nada de lo que digas me convencerá de que estás mintiendo. Además, qué interés tendría mi madre en calumniarte.
-Ay por favor, como si no la conocieras, ella más que nadie está interesada en separarnos y sé que lo hará a toda costa.
-No lo sé Marc -dijo y caminó hacia la ventana dándole la espalda-. No sé qué pensar.
-Por favor, dame una oportunidad, no me dejes así.
-Así cómo.
-Amándote tanto.
-Por favor no digas eso.
-Bueno y qué quieres qué diga para convencerte de que me han calumniado, de que es mentira todo lo que te dijeron sobre mí, de que te amo y sería incapaz de engañarte siquiera con el pensamiento.
-Por favor vete, te veré mañana en el jardín que está detrás del atrio de la Iglesia.
-¿A qué hora?
-A las 11.
-¿Me prometes que irás?
-Sí, te lo juro.
-Mira que si no apareces vendré aquí y tocaré hasta que me dejen entrar.
-No será necesario, te veré mañana.
-Joana...
-Por favor Marc debes irte, hablaremos mañana. Sirve que pensaré bien las cosas.
-Si no vas...
-Iré, te lo juro.
Marc abrió la ventana y bajó del balcón rumbo al jardín. Joana observó cómo se perdía su sombra entre la oscuridad. Sabía que él cumpliría su promesa de buscarla si no se aparecía mañana en el jardín De la Iglesia.
Volvió a la cama pensando en sus palabras, cómo podría ser que su madre le hubiera mentido eso era absurdo más no imposible. Amaba a Marc y sabía que no era del agrado de su madre.
Cerró los ojos intentando dormir pero la duda la carcomía. No fue sino hasta las 4 de la madrugada que pudo quedarse dormida.
A la mañana siguiente cuando llegó al jardín vio a Marc, le sonrió sin darse cuenta. Él le dio un beso casi de inmediato, no podía estar ni un minuto más sin ella.
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