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A tu lado 5

 McGraham Editorial estaba ubicada en uno de los edificios más imponentes del Downtown.

Ryan O'conell había trabajado ahí cerca de 10 años y su ascenso a la dirección se había visto opocado por la presencia de  personas mucho más competitivas que él.

7 meses atrás la hija del señor McGraham había entrado a trabajar en el área de marketing.

Aideé era una joven pelirroja de profunda mirada esmeralda con baja autoestima y poco atractiva.Varias veces pasó desapercibida para Ryan sin embargo, al enterarse que se trataba de la hija del dueño sus encuentros comenzaron a ser menos desafortunados.

Ella tenía 21 años y estaba haciendo sus prácticas en la empresa de su padre.Era un tanto obstinada para seguir instrucciones y sabía perfectamente que podía conseguir lo que se propusiera aprovechando su posición.


Ryan había regresado de Praga decepcionado de Nina, a pesar de que buscaba un pretexto para terminar con ella se sintió más que satisfecho traicionado, herido en su orgullo.

Tomó el ascensor completamente abstraído,salió del mismo y recorrió el pasillo sin saludar a nadie. Entró a su oficina y cerró las cortinas, el sol de la tarde era muy brillante y aún le pesa el cambio de horario, le dolía la cabeza.

Se sentó frente a su escritorio, abrió uno de los cajones y del fondo sacó un retrato de Nina,trazó con el dedo su silueta y suspiró agobiado, no esperaba que fuera tan sencillo terminar con ella.

La quería de una forma enfermiza, manipuladora y violenta.Hasta antes de su viaje ella había sido bastante sumisa,recordó al tipo con el que la encontró y sintió una inmensa ira, aventó la fotografía al suelo.

Lola,su secretaria, entró sin tocar la puerta y de inmediato se erigió molesto.


-¿Por qué entras sin tocar? 


-Vaya, alguien esta de muy mal humor -respondió sarcástica y levantó la fotografía que estaba en el suelo,la dejó sobre su escritorio junto con un paquete de carpetas y prosiguió- A juzgar por tu actitud no te fue muy bien en Praga. ¿Nina se negó a abandonarte?


-¿Necesitas algo más? Sino puedes retirarte -respondió fastidiado.


-McGraham te ha estado buscando. Al parecer Aideé tuvo una crisis nerviosa y esta en casa de sus padres,a él le urge verte, quiere hablar seriamente contigo.Me pidió que le avisara cuando regresaras de tu "diplomado" -acentuó burlona.


Ryan se llevó las manos a la cara harto del comportamiento de Aideé, sabía que había sido un error involucrarse con alguien tan desequilibrada como ella pero de otra manera no hubiera conseguido la dirección de la editorial.


-Lo haré en cuanto termine mis pendientes.


-Dudo mucho que te alcance el día -miró su reloj- son casi las 5, yo en tu lugar la llamaría ahora, si se entera que volviste y no lo has buscado podría venir, armarte un escándalo y correrte. Ambos sabemos que la felicidad de su hija determina tu permanencia en este puesto.


-No quiero hablar con él ahora así que tomaré el riesgo.


-Como quieras sólo ten en mente que no estas en posición de poner condiciones ni exigir nada.


-Tengo un as bajo la manga.


-¿En serio, cuál es?


-Lo dejaré a tu imaginación.


-Nada es para siempre, Aideé se puede cansar de ti y votarte, ni siquiera estando casado con ella tienes garantizado el puesto.


-¡Deja de insinuar que estoy aquí por ella! -gritó molesto- Estoy aquí porque lo merezco.


-Puedes engañarte si quieres pero aquí todos saben que no es verdad.Si Aideé no se hubiera encaprichado contigo no estarías en la dirección, seguirías siendo un simple editor y por cierto no uno de los mejores.


-¿Estas celosa de que hayas terminado como mi secretaria en vez de haber obtenido el puesto?


-¡No seas estúpido! No puedo tener celos de alguien tan incompetente como tú.


-Si no te gusta tu trabajo puedes irte, firma tu renuncia, yo haré el tramite por tí.


-No puedes correrme.


-¿Correrte? No, nadie ha dicho eso, eres tú la que no esta feliz en su trabajo  y quiere renunciar.


-Yo no he dicho eso, me quedaré a ver como tu sólo te destruyes.


-Eso no pasará.


-Si tu lo dices -antes de salir añadió- por cierto esas carpetas que tienes en tu escritorio son reportes de ventas de los libros que rechazaste, ¿triste no lo crees? Al señor McGraham no le alegrará saber que gracias ti su empresa se esta yendo a la quiebra.


-¡No me provoques Lola! -gritó antes de que ella saliera de la oficina.


-¡Tu no me provoques! -dijo y regresó frente a él -sé muchas cosas de ti que terminarían por hundirte. Apuesto que Aideé no sabe que tu dichoso diplomado fue más bien un viaje a Praga para terminar con Nina, por cierto corrígeme si estoy mal pero ¿qué no habías terminado con ella hace 3 meses?


Ryan se rió irónico  y cruzó los brazos, postró su mirada en ella causándole escalofríos.


-¿Me estas amenazando? 


-Tómalo como quieras -musitó nerviosa.


-¿Estas sóla aquí cierto?


-¿A dónde quieres llegar?


-A que nadie te va a extrañar si un día no llegas a tu departamentoUltimamente se han desatado varios crímenes en contra de los latinos, no tienes quien de la cara por ti.


-¡Eres un estúpido!


-Puedes retirarte -respondió cortante.


Lola salió temblando de la oficina de Ryan, sus comentarios la dejaron pensando en lo que sería capaz de hacer con tal de mantener su puesto.

Ryan cerró los ojos, Aideé le había dado un plazo de 2 semanas para que Nina sacara sus cosas del departamento sin embargo ella desconocía que aún mantenía una relación con la joven, misma que debió terminar hace 3 meses.

Había sido agotador para él mantener su relación al margen y no crear sospechas en Aideé.

Por un momento se sintió  arrepentido de haberse metido en ese embrollo, quería estar con Nina pero Aideé estaba embarazada y lo más importante, era su boleto al éxito laboral.


Tomó sus cosas y salió de la oficina, necesitaba un trago para relajarse antes de irla a buscar a casa de sus padres.

Caminó hasta llegar a un  pub no muy lejos de la oficina, se quitó el saco y se sentó en una mesa al final del pasillo.

Después de la amenaza lanzada hacia Lola le tranquilizó saber que no lo traicionaría sin embargo Aideé podría investigar sus cuentas  y descubrir que había ido a Praga.

El mesero se acercó con la carta pero él sólo pidió un vodka en las rocas. 

En el pub había cientos de fotografías decorando las paredes, una de ellas le recordó uno de los trabajos de Nina.

Nostálgico al pensar que irremediablemente tenía que  alejarla de su vida,se tomó el trago de golpe, dejó dinero sobre la mesa y salió de ahí.

Mientras se dirigía a la casa de McGraham recordó la forma en que Aideé lo provocó.


Él llevaba cerca de 10 años trabajando para la editorial.Con cada año que pasaba era más frustrante para él seguir ahí sin conseguir ser candidato para un puesto directivo.

Una noche se quedó a trabajar hasta tarde, harto de la situación estaba dispuesto a renunciar.

Aideé entró a su oficina sin tocar tomándolo por sorpresa.


-¿Qué haces aqui? -preguntó desconcertado.


-Ya me iba y noté que las luces de tu oficina seguían encendidas así que vine a ver si tenía un poco de suerte.


Ryan la miró con sutileza, le sonrió y la invitó a sentarse.


-¿Sueles trabajar hasta tarde?


-Quería adelantar un poco, tengo mucho trabajo -dijo la joven y se sentó.


-Dudo mucho que alguien te exija más de lo que das.


-Lo sé, tienen miedo a regañarme, creen que abusaré de mis privilegios y le diré a mi padre.


-¿Crees que fue mala idea aceptar un trabajo aquí?


-Lo pensé hasta que te conocí.


-Me halagas pero no te hubieras perdido de nada especial.


Aideé se sonrojó y bajó la mirada.


-Para mí eres especial -susurró.


Ryan observó su reloj, apagó su computadora y se levantó tomando su saco.


-Se hace tarde, tengo que irme y tu deberías hacer lo mismo.


-Mi padre te tiene cierta estima -añadió insistente- en casa habla mucho de ti.


-Buenas cosas espero -respondió indiferente mientras se ponía el saco.


-Desde luego, no se si habrás escuchado que quiere retirarse por completo, que esta buscando a alguien de su entera confianza que ocupe su lugar.


-Algo escuché, ¿estas interesada en el puesto?


-¡No! No tengo la experiencia que tú tienes.


-Estoy seguro que encontrará a alguien, siempre lo hace aunque a la larga terminen por irse a otra empresa.


-Tengo entendido que llevas varios años aquí, conoces muy bien el funcionamiento de la editorial, tienes contactos.


-Sí pero si te soy honesto,ni mi fidelidad a la editorial, ni el empeño que he puesto en llevarla a la cima han sido suficientes para que se me tome en cuenta.


-Quizá solo necesitas acercarte a las personas correctas.


-¿Qué intentas decir?


-Bueno que yo podría ayudarte.


-¿Por qué? -preguntó desconfiado.


-Porque me gustas y porque lo mereces.


-Tú también me gustas pero tengo novia -respondió frío y se acercó a la ventana.


Aideé se levantó del asiento y corrió a ponerle  seguro a la puerta.Regresó sigilosa y tomó la solapa de su saco deslizando suavemente sus manos por su pecho.


-Supongo que nada formal.


-No -la observó extrañado y evitó hacer más comentarios respecto a Nina.


-Entonces no veo que haya problema para que seamos amigos, que salgamos a algún lado y nos relacionemos mejor.Escucha he notado las miradas, los coqueteos, todo ese filtreo me parece innecesario ¿por qué no vamos al grano?


-No puedo hacer esto -dijo y sonrió irónico- creo que te estas confundiendo, tengo novia y tu eres muy joven.


-Bueno pero no soy una niña, sé perfectamente lo que quiero.


Aideé se acercó lentamente a sus labios mientras le quitaba el saco.Ryan sonrió nervioso, sus coqueteos fueron bastante directos.

Ella lo besó alejándose de él de inmediato al percatarse de su reacción.Él estaba notablemente desconcertado, sorprendido, pensó en Nina y lo que su infidelidad implicaría si se enteraba sin embargo rechazar a Aideé podría desencadenar un retroceso en su carrera.


-Vaya -dijo sorprendida- me gusta tu actitud, dudas en corresponderme porque tienes novia, espero sigas pensando lo mismo después -dijo y le desabrochó el cinturón.


Él la sostuvo del brazo y la jaló con firmeza, la besó apasionado entregándose a ese vehemente fenesí.

Para Ryan se trató solo de una aventura pero para Aideé fue algo más.

Al principio sus encuentros eran esporádicos llenos de pasión y deseo. Con el paso de las semanas se tornaron cada vez más frecuentes.

Ambos habían acordado mantener en secreto su aventura.Sin embargo las cosas se salieron de control cuando ella empezó a ser  más posesiva con él y a entrometerse en sus asuntos.

Aideé sabía que Ryan deseaba la dirección de la editorial pero por desgracia para él, el señor McGraham no estaba interesado en él.

La repentina noticia del ascenso de Ryan se corrió como pólvora en la editorial.Todos sabían que no merecía el puesto pero nadie se atrevió a indagar los motivos por los cuales se le había otorgado a excepción de Lola,ella ya se había percatado de la relación que él y Aideé mantenían.


Se estacionó frente a la entrada principal  y bajó de su auto. Tocó la puerta esperando que la sirvienta abriera pero en lugar de eso fue el señor McGraham quien abrió.

Lo miró con recelo, le cortó el paso impidiéndole entrar.


-¿Qué haces aqui?


-Supe que me estaba buscando.


-En realidad es Aideé quien lo hace sin embargo ya que estas aquí me gustaría dejarte en claro algo.


-¿De qué se trata?


-No quiero que ilusiones a mi hija, quiero que la dejes antes de que sea demasiado tarde.


-No entiendo de qué van sus insinuaciones pero ella esta enamorada de mí y quiere casarse.


-¿Casarte con ella? ¡Debes estar bromeando! Eso sería lo último que permitiría.


-Esa decisión no le pertenece -sonrió cínico. 


-Escucha Ryan, de la misma forma en que te dí el poder te lo puedo quitar si no haces lo que te pido.


-¿Y por qué habría de hacerlo? ¿Acaso no es el deber de un padre velar por la felicidad de sus hijos? Aideé me ama.


-Eres un capricho para ella, no te subestimes.En cuanto se le pase el interés me pedirá que la complazca en otra cosa, así ha sido siempre y así será.


-Estoy dispuesto a esperar hasta que eso suceda y yo también voy a dejarle e claro que  no pienso alejarme.


-¿Cuánto quieres?


-¿Me ofrece dinero para dejar a su hija? -preguntó extrañado- lo que sea necesario con tal de que te alejes de ella.


-Creo que puedo sacar más provecho de todo esto si me quedo a su lado.


-Si lo haces voy a destruirte.Te puedes ir olvidando de tu puesto, de tu trabajo y en especial de tu carrera porque estoy dispuesto a acabar con ella.


-Creo que debería pensar muy bien las cosas, no creo que le convenga tener a un yerno mantenido.


-Veo que no me equivoqué contigo, eres un oportunista.



Aideé se levantó de la cama al escuchar voces.Corrió al baño, se restregó la cara y se ató el cabello con una liga que encontró, se veía demacrada, había pasado el fin de semana llorando porque Ryan se había marchado sin avisarle y no contestaba sus llamadas.

Se puso un poco de maquillaje y rubor, se cambió de ropa y bajó apresurada.Al ver que se trataba de Ryan corrió a sus brazos.


-¡Mi amor! -dijo mientras lo llenaba de besos- ¡estas aquí! ¡Te extrañé tanto!


Ryan sonrió ante la ridícula postura de su suegro, él lanzó una fría mirada llena de rencor, la conducta de su hija terminó por irritarlo.


-¿Podemos hablar en privado? -preguntó y quitó sutilmente los brazos de su cuello.


-¡Desde luego! Vamos a mi habitación.


-¡Aideé! -gritó McGraham ofuscado.


-¿Qué?


-Ten un poco de respeto, no quiero que lo lleves arriba.


-Sólo hablaremos, no tienes de qué preocuparte papá -dijo y lo condujo a su habitación pese al desagrado de su padre.


La habitación de la joven era bastante conservadora, a decir de Ryan no iba acorde a su personalidad.

Paredes de color perla y alfombras ivory, cortinas de satín gris y una antigua chimenea empotrada en un marco grabado en madera en color plata robaron de inmediato su atención.

Aideé cerró la puerta con llave.


-¡Te extrañé tanto! ¿Por qué te fuiste de ese modo? - se lanzó sobre de él hasta conducirlo a la cama.


-Necesitaba tomar ese diplomado.


-¡Pero pudiste contestar mis llamadas!


-Estaba muy ocupado -respondió intentando quitársela de encima.


-¡Te quería a mi lado! -añadió mientras desabotonaba su camisa- no he ido al doctor, esperaba fuéramos juntos.


Sobre su buró vio un frasco de Xanax.


-¡No, Aideé, basta! -dijo aventándola sobre la cama y tomó el frasco- ¿Qué diablos es esto?


-Mis pastillas para la ansiedad, el doctor me las recetó.


-¿Le dijiste que estas embarazada?


-¡Eso no tiene nada que ver! -dijo molesta y se las arrebató- Mi madre también las tomaba cuando estaba embarazada.


 -Escucha ya tuve un enfrentamiento con tu padre, no quiero darle otro motivo para que termine por odiarme aún más.


-¿Ah si y cuál según tú sería ese motivo?


-Que a causa de tu inmadurez y descuido pierdas al bebé.


-¡El bebé! ¡El bebé! ¡Es lo único en lo que piensas desde que quedé embarazada! -reprochó- ¿qué hay de mi? De lo que siento, de lo que quiero. Cada vez tienes menos tiempo para mi.


-He tenido muchos problemas en la editorial.


-Entonces vamos a casarnos ya, no tiene sentido seguir esperando.


-No creo que sea el momento adecuado para decírselo.


-¡Creéme que lo es! En cuanto se entere que será abuelo te aseguro que todas sus dudas respecto a tí quedarán olvidadas.Ya no quiero separarme de ti, quiero estar a tu lado.Si no acepta nuestra relación entonces podemos irnos a tu departamento.


-¡No!


-¿Por qué no?


-Mira se que te dije que había terminado con Nina hace meses pero tomó tan mal el hecho que la haya terminado que no ha ido por sus cosas.El llamarla ahora implicaría tener que verla.


-¡No!


-Es la única forma de sacar sus cosas.


-¡Tíralas a la basura!


-No puedo hacerlo,ella se fue de viaje de negocios, en cuanto vuelva tendré que llamarla para recordarle que vaya por sus cosas.


-¡Bien! Yo se las entregaré.


-No quiero que la veas.


-¿Por qué no?


-¡Porque no Aideé basta! No puedo cumplir todos tus caprichos,es mi departamento y mi responsabilidad sacarla de ahí.


Aideé lo miró extrañada.


-Bien, haz lo que quieras pero más te vale no demorar, quiero que hablemos con mi padre lo antes posible -respondió molesta.


-De acuerdo.


Ryan la abrazó, aceptó su destino, si quería tener éxito en su carrera tenía que hacer ciertos sacrificios.


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