-¡Aquí estoy! - dijo sonriendo.
Joshep se acercó, la tomó del cuello y la besó hasta robarle el aliento. Irina se tambaleó un poco. Eran poco más de las once de la mañana.
-Era Enrique, estaba preocupado por mí. Él y Jamie nos esperan en Marte y Venus para almorzar, le dije que lo llamaría.
-¿Por qué?-
-Bueno, no sabía si tú querías ir -la tomó con suavidad de la barbilla- ¿Cómo te sientes?
Irina se sonrojó y nerviosa, se pasó un mechón por atrás de la oreja bajando la mirada.
-Bien. Será mejor que vayamos a comer algo.
-¿Te parece bien el lugar? Si quieres podemos decirles que nos vemos en otro lugar.
Joshep se acercó, la tomó del cuello y la besó hasta robarle el aliento. Irina se tambaleó un poco. Eran poco más de las once de la mañana.
-Era Enrique, estaba preocupado por mí. Él y Jamie nos esperan en Marte y Venus para almorzar, le dije que lo llamaría.
-¿Por qué?-
-Bueno, no sabía si tú querías ir -la tomó con suavidad de la barbilla- ¿Cómo te sientes?
Irina se sonrojó y nerviosa, se pasó un mechón por atrás de la oreja bajando la mirada.
-Bien. Será mejor que vayamos a comer algo.
-¿Te parece bien el lugar? Si quieres podemos decirles que nos vemos en otro lugar.
-No, me gusta la comida que sirven ahí. Iré a arreglarme
un poco y estaré lista en unos minutos.
-De acuerdo, esperaré entonces.
Marte y Venus estaban rodeado de plantas orgánicas, era un lugar muy fresco que inspiraba paz. Jamie y Enrique estaban sentados en pequeña mesa al nal del pasillo viendo la carta. Joshep e Irina los tomaron por sorpresa.
-¡Chicos, que gusto verlos!- dijo Irina. Jamie se levantó a saludar a Joshep y a abrazar a Irina.
-Y bien tío, ¿cómo les va? Me da gusto verlos juntos, veo que han resuelto sus diferencias.
-Estamos bien. ¿Ya pidieron algo?
-Aún no, estamos en eso. Jamie no se decide si unas croquetas de manzana o un omelette de espinaca -Enrique les dio la carta que había desocupado.
Joshep se la dio a Irina para que escogiera. Él era práctico, pidió un jugo de frutas y el platillo del día.
Irina leyó toda la carta y al igual que Jamie comenzó a dudar en qué pedir, nalmente se decidió por una hamburguesa de avena y un jugo de piña. Mientras la comida llegaba, Joshep les contó la idea de irse de viaje juntos.
Jamie y Enrique accedieron de inmediato.
-¡Fabuloso! Podemos irnos en mi auto, pero Duncan, deberíais manejar tú, yo no conozco la carretera.
-De acuerdo, esperaré entonces.
Marte y Venus estaban rodeado de plantas orgánicas, era un lugar muy fresco que inspiraba paz. Jamie y Enrique estaban sentados en pequeña mesa al nal del pasillo viendo la carta. Joshep e Irina los tomaron por sorpresa.
-¡Chicos, que gusto verlos!- dijo Irina. Jamie se levantó a saludar a Joshep y a abrazar a Irina.
-Y bien tío, ¿cómo les va? Me da gusto verlos juntos, veo que han resuelto sus diferencias.
-Estamos bien. ¿Ya pidieron algo?
-Aún no, estamos en eso. Jamie no se decide si unas croquetas de manzana o un omelette de espinaca -Enrique les dio la carta que había desocupado.
Joshep se la dio a Irina para que escogiera. Él era práctico, pidió un jugo de frutas y el platillo del día.
Irina leyó toda la carta y al igual que Jamie comenzó a dudar en qué pedir, nalmente se decidió por una hamburguesa de avena y un jugo de piña. Mientras la comida llegaba, Joshep les contó la idea de irse de viaje juntos.
Jamie y Enrique accedieron de inmediato.
-¡Fabuloso! Podemos irnos en mi auto, pero Duncan, deberíais manejar tú, yo no conozco la carretera.
-Claro, mi familia tiene una pequeña casa a tres o cuatro
horas de aquí en Bernal, está junto a un lago. Podríamos
pescar o hacer una fogata. Además en esta época del año
hay un festival de vinos y quesos.
-Bien pues qué estamos esperando, saldremos ahora mismo -dijo Jamie.
-De acuerdo sí. Las llevaremos a sus casas por sus maletas y las recogeremos a las tres -dijo Enrique.
-¿Irina estás de acuerdo? -preguntó Jamie.
-Claro. Mi padre salió, así que tengo hasta el domingo para divertirme.
-Bien pues qué estamos esperando, saldremos ahora mismo -dijo Jamie.
-De acuerdo sí. Las llevaremos a sus casas por sus maletas y las recogeremos a las tres -dijo Enrique.
-¿Irina estás de acuerdo? -preguntó Jamie.
-Claro. Mi padre salió, así que tengo hasta el domingo para divertirme.
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