Gabriel y yo nos habíamos hecho buenos amigos, platicábamos todas las tardes después de salir del trabajo. Algunas veces hasta caminabamos para tardar más en llegar a la estación de autobuses.
Me estaba enamorando de él, no podía ocultarlo y sin embargo sabía que estaba mal.
-¿No vas a comer? -preguntó Dorian.
-No tengo hambre, me duele un poco la cabeza, tengo mucho trabajo pendiente, nos pidieron que fuéramos el fin de semana a la oficina, ¿tienes algún inconveniente con eso?
-Ningúno, también yo tengo trabajo.
-Perfecto entonces les diré que no hay problema.
Gabriel se sentaba frente a mi escritorio y mientras me mandaba mensajes por el skype observaba mi reacción mientras los leía. Todos los días tenía un mensaje lleno de adulación que levantaba mi ánimo y engrandecía mi ego.
-Llevo aquí casi 3 semanas. He pensado en buscar una casa nueva, algo más cerca de la oficina. Hice cita con una asesora de bienes raices quiero que me acompañes.
-Seguro, no comeremos pero tú tendrás tu casa -bromeé.
-Vámos, necesito una opinión femenina.
-Tal vez es mejor si llevas a la mujer con la que pretendes vivir para que la escoja.
-¿Estas celosa?
-¿Por qué habría de estarlo?
-Porque me quieres.
-No seas arrogante.
El primer departamento era bastante extraño, para llegar a la puerta principal tuvieron que atravesar un extenso pasillo tipo puente rodeado por plantas desde el cual se veía parte del departameto.
-Así podré verte cuando llegué del trabajo -susurró.
-Estas loco -dije.
-Este departamento esta listo para habitar cuando ustedes lo deseen. ¿Tienen niños?
-No -respondió y me abrazó.
Yo me sonrojé y escondí mi anillo.
-La recamara es muy amplia y el baño tiene una enorme tina-jacuzzi. Las paredes son de concreto, ya casi no hacen departamentos así, el edificio es viejo pero la construcción se mantiene intacta -dijo y se dirigió a la cocina dejándolos solos.
-¿Ya viste amor?
-Basta -musité.
-Quiero que vivas conmigo.
-Estas loco. No, no puedo hacer eso.
-¿Por qué?
-Porque no tengo nada seguro contigo.
-Cásate conmigo entonces.
Me estaba enamorando de él, no podía ocultarlo y sin embargo sabía que estaba mal.
-¿No vas a comer? -preguntó Dorian.
-No tengo hambre, me duele un poco la cabeza, tengo mucho trabajo pendiente, nos pidieron que fuéramos el fin de semana a la oficina, ¿tienes algún inconveniente con eso?
-Ningúno, también yo tengo trabajo.
-Perfecto entonces les diré que no hay problema.
Gabriel se sentaba frente a mi escritorio y mientras me mandaba mensajes por el skype observaba mi reacción mientras los leía. Todos los días tenía un mensaje lleno de adulación que levantaba mi ánimo y engrandecía mi ego.
-Llevo aquí casi 3 semanas. He pensado en buscar una casa nueva, algo más cerca de la oficina. Hice cita con una asesora de bienes raices quiero que me acompañes.
-Seguro, no comeremos pero tú tendrás tu casa -bromeé.
-Vámos, necesito una opinión femenina.
-Tal vez es mejor si llevas a la mujer con la que pretendes vivir para que la escoja.
-¿Estas celosa?
-¿Por qué habría de estarlo?
-Porque me quieres.
-No seas arrogante.
El primer departamento era bastante extraño, para llegar a la puerta principal tuvieron que atravesar un extenso pasillo tipo puente rodeado por plantas desde el cual se veía parte del departameto.
-Así podré verte cuando llegué del trabajo -susurró.
-Estas loco -dije.
-Este departamento esta listo para habitar cuando ustedes lo deseen. ¿Tienen niños?
-No -respondió y me abrazó.
Yo me sonrojé y escondí mi anillo.
-La recamara es muy amplia y el baño tiene una enorme tina-jacuzzi. Las paredes son de concreto, ya casi no hacen departamentos así, el edificio es viejo pero la construcción se mantiene intacta -dijo y se dirigió a la cocina dejándolos solos.
-¿Ya viste amor?
-Basta -musité.
-Quiero que vivas conmigo.
-Estas loco. No, no puedo hacer eso.
-¿Por qué?
-Porque no tengo nada seguro contigo.
-Cásate conmigo entonces.
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