“Arándano” era el bar de moda en la condesa, entre semana tocaban diferentes géneros de música en vivo y los fines de semana era escenario de bandas de rock alternativo que se lanzaban al mercado.
Ben había publicitado la apertura del lugar y era amigo del dueño de manera que tenía ciertos privilegios.
Estaba sentado en la zona V.I.P esperando a Marco, su mejor amigo, desde hacía poco más de una hora.
Al fondo se escuchaba la trova, trataba de no pensar en Romina enfocándose en el ruido de la gente que platicaba y reía a carcajadas.
-Lamento el retraso.
-Pensé que no vendrías, estaba a punto de irme.
-Diana me retuvo, está obsesionada con que la boda se perfecta. Nunca había venido a este lugar, ¿es nuevo?
-Sí, es de un amigo lo abrió hace como 2 meses. Nos encargamos de todo el marketing en la agencia.
-Es interesante, personalmente no me gusta la trova.
-Cada día es un género diferente. El fin de semana tocará una banda de rock, Diana y tu deberían venir -respondió desanimado.
-Preferiría venir solo, la verdad ya me tiene cansado con eso de la boda. ¿Será que todas las mujeres se ponen locas con sus bodas?
Ben se empinó el caballito y se sirvió uno más ante la sorpresa de Marco.
-Wow, wow eso no es agua, ¿cuánto has bebido? Odiaría tener que llevarte a urgencias por una congestión.
-No lo suficiente pero, la noche apenas empieza aún puedes llevarme al hospital.
-Trataré de evitarlo.
-Hoy es su cumpleaños, todo el día he pensado en ella.
-Oh es cierto, con tantas cosas olvidé llamarla -dijo sacando su celular del bolsillo de su pantalón y se detuvo al ver la nostalgia de su amigo.
-¿Qué piensas hacer?
-Pensé en llamarla, sería un buen pretexto para que no me cuelgue.
-Ella no haría eso.
-¿Tu crees?, está furiosa conmigo.
-Ponte en su lugar, la acusaste de algo que no te consta.
-Ella no lo negó.
-Tampoco lo aceptó. Me parece que estás cegado por la ira y no estás viendo todo el panorama.
-¿Quieres que finja que nada pasó entre ella y Gabriel?
-Y ahí vamos de nuevo -respondió y se sirvió un caballito de tequila que sostuvo en sus manos mientras escuchaba a su amigo.
-Helena tiene razón, debo cerrar el ciclo con Romina, olvidarme de una vez y para siempre de ella.
-Creí que habías dejado las terapias.
-Planeaba hacerlo pero Helena me convenció de volver, dijo que a veces es bueno hablar con alguien ajeno a la situación, alguien ecuánime.
-O sea ella.
-Por qué lo dices en ese tono.
-¿Cuál tono?, no usé un tono.
-¡Por favor!, te conozco perfectamente y cuando algo no te parece usas ese tono de ironía.
-Si me invitaste para que te diga que tu terapeuta tiene razón y que te olvides de Romina te equivocaste de persona. Sabes que nada me gustaría más que arreglaran sus diferencias y volvieran a estar juntos. Mi boda es en 3 meses y quiero que mis mejores amigos estén presentes.
-No creo que ella quiera verme.
-¡Amigo!, deja esa actitud derrotista conoces a Romina desde hace qué, ¿12 años? Sabes que es algo orgullosa.
-Muy orgullosa.
-Ella no va a buscarte si tu no das el primer paso.
-Y quiero hacerlo pero -hizo una pausa-, no puedo hablar con ella sin empezar a pelear. Pensar que sigue trabajando al lado de ese tipo me llena de ira, aún me duele que haya cancelado la boda.
-Solo la pospuso.
-No hemos hablado en 8 meses.
-Porque la estabas acosando, no había un solo día sin que le reprocharas el haberse ido con su jefe a promocionar el libro.
-Solo quería que me dijera qué pasó en Medellín, por qué volvió tan cambiada. Si nada pasó entre ellos por qué no quería ni que la tocara. Dime algo, si tu supieras la verdad, ¿me la dirías?
-Es algo que no me corresponde.
-¿Sabes algo?
-¡No!, ya te he dicho que no. Nunca tocamos ese tema pero si yo estuviera en su lugar tu simple duda me lastimaría. Romina está totalmente enamorada de ti, sería incapaz de engañarte.
-¡Y por qué no lo dice!, por qué no simplemente me dice que diablos pasó en ese viaje.
-Sus motivos tendrá. Ahora que lo pienso tal vez solo espera que le demuestres que confías en ella pero, eso solo depende de ti.
-Y cómo se lo demuestro si no nos hemos visto en meses.
-Búscala, invítala a salir, no en plan de reconciliación sino como amigos. Hazle ver lo mucho que te necesita, demuéstrale que la amas venciendo ese orgullo que te limita y cuando la tengas de vuelta recuerda que no puedes empezar un matrimonio lleno de dudas.
-¿Desde cuándo te volviste consejero?
-Desde que asisto a las pláticas prenupciales -respondió burlón.
Ben lanzó un suspiro y guardó silencio, alzó su mano y pidió otra ronda de tequilas. Lo único que quería en ese momento era dejar de pensar en Romina.
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